Pesadilla en La Esperilla

Pesadilla en La Esperilla

Sector La Esperilla

El experimento de la Alcaldía del Distrito Nacional de colocar una ciclovía en la avenida Bolívar durante casi dos años, desde el Parque Independencia hasta la Winston Churchill, no ha sido un éxito.

Se pretendía que la ciclovía fuera utilizada por los estudiantes para asistir a sus centros educativos, sin embargo esto no ha sucedido porque los estudiantes prefieren carros o en todo caso motores.
Solo hay que pasar por las universidades en la Bolívar y vemos los estacionamientos de esos centros repletos de automóviles y los que no caben dentro, se estacionan en la calle. El transporte alternativo no funciona y lo habíamos advertido en la Junta de Vecinos de La Esperilla de que la cultura de montar bicicleta no es parte de los habitantes de Santo Domingo. Ni siquiera el famoso colectivo de ciclistas asoma por la ciclovía.

La bicicleta es considerada un elemento deportivo y usado solo en algunas áreas y más que nada en la noche o en horas no tan atestadas de tráfico como es la avenida Bolívar que además de vehículos privados, tiene rutas de guaguas, rutas de conchos, taxis, tránsito de vehículos pesados y una cantidad exorbitante de motocicletas que se han convertido en un arma mortal para los transeúntes de esa importante arteria. De hecho, el primero de noviembre pasado, uno de nuestros vecinos fue una víctima mortal al ser impactado por un motor, cruzando la calle, al llegar a la ciclovía. ¡Ahora es motovía! Van a velocidad excesiva en cualquier dirección y hasta en las aceras. A las autoridades parece que no les interesa. Antes, hace unos meses, un agente de Digesett en la Tiradentes multaba los que invadían la ciclovía, fueran motores o vehículos pero eso es agua pasada. Si la ciclovía es tierra de nadie y al mismo tiempo tierra de los que la violan , entonces es un estorbo. Hay que eliminarla y dejar la Bolívar con su amplitud original para evitar congestionamientos y tapones interminables y evitar accidentes.

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Por supuesto, de noche tenemos carreras de autos también pero tampoco interesa a las autoridades frenar esos bólidos. Tampoco parece preocuparles el congestionamiento del doble estacionamiento en la calle Roberto Robles que nace en la Bolívar y desemboca en la César Nicolás Penson , la cual durante el dia es un absoluto caos.

En la avenida Bolívar solo hay agentes atentos cuando va a pasar el Presidente. Punto. Ni siquiera las escuelas tienen un agente asignado para proteger a los estudiantes como era hace unos años.

El estrés, irritación y frustración de los que transitamos en la Bolívar es permanente. Realmente una pesadilla que dura 24 horas. Hace unos años tuvimos, varios años, unos diciembres insoportables con la brillante Navidad pero ahora es el año entero.

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