Pesadillas

Pesadillas

José Lois Malkun
Se refiere a las alucinaciones, congojas, opresiones o contrariedades. Y es lo que las militancias de la oposición política están sufriendo en este momento. Las encuestas de reconocidas marcas internacionales están pulverizando las expectativas de mucha gente y catapultando la reelección.

El nivel de transparencia de esas encuestas no viene al caso. Solo traducimos sus efectos. En consecuencia, la estrategia de esos partidos debe centrarse en cómo curar esas pesadillas.

No olviden que los excesos proselitistas siempre tienen sus costos escondidos aunque poca gente lo percibe. Resulta que ahora el triunfo de la reelección dependerá de la primera vuelta. Las expectativas de los oficialistas se han centrado en que hay que ganar en la primera vuelta y ya dan por seguro que así será. Pero si eso no sucede entonces la percepción cambia y puede interpretarse como una derrota. Es mas, la pesadilla se trasladaría a los reeleccionistas y eso podría cambiar mucho las expectativas en una segunda vuelta. 

Una oposición unida en la segunda vuelta en torno al candidato más votado, puede crear expectativas triunfalistas, aunque todo depende de los porcentajes definitivos en la primera vuelta. De ahí vendrán otras pesadillas.

No hay dudas de que el Presidente Fernández ha superado con cierto éxito y a base de promesas incumplidas, los desaciertos de su Gobierno durante las tormentas Noel y Olga. También el caso de la Sun Land, que en otro país hubiera significado un serio obstáculo para su reelección. Con su Metro, como regalo tardío de navidad, logró impactar en los electores aun siendo una obra cuestionable en todos sus aspectos y que muchos lamentarán en el transcurrir del tiempo. Los gastos excesivos en su campaña, que a todas luces es financiada por el erario, no parecen importarle mucho a los votantes. Mientras se reparte el dinero de los contribuyentes como si fuera de cuentas personales y las migajas lleguen a miles de incautos, todo está bien. El masivo otorgamiento de subsidios es otro boomerang que pagará caro el próximo Gobierno pero que tiene anestesiado a importantes segmentos de la población. Todo es un espejismo que desaparecerá una vez concluido el proceso electoral.

Sin embargo, no es menos cierto que ese exceso de triunfalismo, de populismo y proselitismo burdo, puede volcarse en contra de los mismos oficialistas. Es como si la carrera electoral fuera entre Leonel Fernández y él mismo, y no contra sus opositores. Hay que tener eso en cuenta.

Pero volviendo a las pesadillas de la oposición, la verdad es que tiene que ser atendida. Es como toda enfermedad donde el paciente acude a un médico para que le diagnostique las posibles causas de sus alucinaciones; le indique algún tratamiento. Pero si pretenden obviarlas, las pesadillas pueden agravarse. En otras palabras, las estrategias de campaña de los principales partidos de la oposición tienen que dar un giro de 90 grados. Y los protagonistas de esas estrategias también. Deben abrir sus mentes y consultar. Buscar nuevos medicamentos que cambien las percepciones y faciliten el sueño de su militancia. Hay tiempo para eso y hay tiempo de aprovechar lo que en política se llama “situaciones cambiantes”.

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