A pesar de las malas noticias, el mundo es un lugar mejor

A pesar de las malas noticias, el mundo es un lugar mejor

Las malas noticias venden y por eso escuchamos tanto sobre ellas. Esta realidad puede dejarnos con una sensación de pánico de que el mundo está lleno de problemas que necesitan una solución urgente. Y el pánico casi nunca es una buena base paraadoptar políticas inteligentes.

¿Recuerda el Efecto 2000 o Y2K? Se suponía que el mundo se desplomaría debido a que las computadoras no podrían manejar el cambio del año 1999 al 2000. Fue una gran historia, pero terminamos gastando miles de millones para afrontar un problema prácticamente inexistente.

De forma similar, en 1997-98, el fenómeno meteorológico conocido como El Niño se hizo sentir en los Estados Unidos y en otros lugares del planeta. En la TV y en los periódicos se lo culpaba de todo –el desplome del turismo, el aumento de las alergias, el derretimiento de las pistas de esquí, la creación de tormentas de nieve; incluso se le atribuyó ser la causa de la caída de la cotización de Disney.

Luego, a partir de la investigación económica tuvimos un panorama más amplio. En un artículo sometido a arbitrajese hizo un recuento, en términos financieros, de todos los problemas y los beneficios de El Niño en los EE.UU. Sí, el fenómeno meteorológico causó daños por tormentas, pero elevó las temperaturas invernales, lo que redujo los gastos por calefacción y redujo el número de personas que murieron a causa del frío.

También redujo los daños por inundaciones en primavera, creó menos retrasos en el transporte y disminuyó el número de huracanes en el Atlántico. Mientras que el daño total fue estimado en US$4 mil millones, los beneficios totales se calcularon en US$19 mil millones.

Hoy necesitamos el mismo tipo de análisis, particularmente para el caso del frackingo fractura hidráulica.

Perforar el suelo para la obtención de gas de esquisto, nos dicen, podría contaminar el agua potable. Sin embargo, en Estados Unidos se han perforado más de 40.000 pozos y los entes reguladores no han encontrado “ningún caso comprobado en el cual el proceso mismo de frackinghaya afectado el agua”. Entonces, mientrashay razones para ser cautelosos, lo que debemos hacer es centrarnos en una mejor regulación.

Al resaltar las malas noticias, los oponentes al gas de esquisto le restan importancia a sus beneficios. El gas natural es mucho más ecológico que el carbón, que todavía impulsa una gran parte de la producción de electricidad.

El gas emite menos de la mitad de CO2 para generar la misma cantidad de energía, y emite cantidades muchomenores de óxidos de nitrógeno, dióxido de sodio, carbono negro, monóxido de carbono, mercurio y material particulado.

Esto también se fomenta en relación con la política climática. A pesar de las predicciones moderadas del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) de las Naciones Unidas, muchas personas han tratado de convertir el tema en una amenaza al mejor estilo Armageddon. La realidad es que, a finales de siglo, la aplicación plena del Protocolo de Kyoto reduciría las temperaturas en unos inconmensurables 0.004°C, lo que aún costaría cerca de US$200 mil millones en pérdidas anuales.

Comparemos esto con la producción de gas de esquisto en los EE.UU., que redujo las emisiones anuales de CO2cerca del doble respecto de lo que ha logrado el resto del mundo en los últimos 20 años. Al mismo tiempo, los precios del gas caen un 60%, con lo cual los consumidores estadounidenses ahorran cerca de US$110 mil millones al año.

Nos merecemos algo mejor que tener malas noticias que conducen a malas decisiones.

Por eso les pedí a 21 de los principales economistas del mundo que evalúen algunos de nuestros mayores problemas – el hambre, la salud, el calentamiento global y la contaminación – y digan lo malo y lo bueno. Los resultados están contenidos en mi reciente libro, HowMuchhave Global ProblemsCostthe World? A Scorecardfrom 1900 to 2050(¿Cuánto le cuestan los problemas globales al mundo? Un cuadro de mando de 1900 a 2050).

Cuando miramos estas cuestiones de manera adecuada, los resultados son sorprendentes. El cambio climático, por ejemplo, ha tenido un beneficio neto para el mundo. Desde 1900 hasta 2025, aumenta el bienestar mundial hasta en un 1,5 % del PIBpor año.

¿Por qué? Debido a que tiene efectos mixtos, y cuando el calentamiento es moderado, las ventajas prevalecen (incluso si están desigualmente distribuidas entre las naciones).

Los niveles aumentados de CO2 atmosférico han mejorado la agricultura, ya que el gas funciona como un fertilizante. Hemos evitado más muertes por frío de las que han sido causadas por el calor adicional y nos hemos ahorrado más en gastos por calefacción de lo que hemos perdido por una mayor necesidad de aire acondicionado.

¿Significa esto que el calentamiento global es “bueno”? No en el largo plazo. A medida que las temperaturas aumentan, los costos se elevarán y los beneficios se reducirán.

A partir de 2070, el calentamiento global se convertirá en un costo neto para el mundo, lo que justifica poner en marcha una acción climática redituable (costo – beneficio) ahora y en las décadas venideras.

Si realmente queremos marcar una diferencia, el mayor problema ambiental global es la contaminación del aire, causada por el uso de combustibles sucios para cocinar y en la calefacción. En el siglo 20, 260 millones de personas en el Tercer Mundo murieron a causa de esto. La buena noticia es que las cosas están mejorando.

Dado que la pobreza ha disminuido y los combustibles limpios se han abaratado, el riesgo se ha reducido ocho veces. Y se prevé un descenso adicional. Sin embargo, la contaminación del aire sigue matando a más de tres millones de personas al año, y cuesta aproximadamente un 3% del PIBmundial.

Sólo si nos atrevemos a alejarnos del caudal de malas noticias podremos ver sobre qué aspectos del futuro es necesario que enfoquemos nuestra atención.

Si es preferible hacerlo sobre la tediosa contaminación del aire, en lugar del atemorizante calentamiento global.Claro está que el análisis también nos ayudará a darnos cuenta de que, al fin de cuentas, el mundo se está convirtiendo en un lugar mejor.

Acerca del autor. *Bjørn Lomborg es autor de los bestsellerEl ecologista escéptico y Cool It, director del Centro para el Consenso de Copenhague, y profesor adjunto de la Escuela de Negocios de Copenhague.Su último libro esHow Much have Global Problems Cost the World? A Scorecard from 1900 to 2050.

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