SAO PAULO.- El Partido de los Trabajadores (PT) lanza hoy la precandidatura de Lula de cara a las elecciones de octubre, intentando cerrar filas en torno a su líder histórico condenado la víspera a doce años de cárcel.
«Estamos aquí para reafirmar la candidatura de Luiz Inácio Lula da Silva. Será nuestro candidato», dijo la senadora Gleisi Hoffmann, presidenta de la mayor fuerza de izquierda de Brasil, en la apertura de una reunión de la directiva del PT evento en Sao Paulo.
Lula, de 72 años, llegó al edificio de la Central Única de Trabajadores (CUT), sede de la reunión, acompañado por la exmandataria Dilma Rousseff, su ahijada política destituida en 2016, en el mayor de los muchos reveses que sufrió el partido en los últimos años.
Un afiche gigante en la puerta definía el tono de la reunión: «En defensa de la democracia y de Lula». Adentro, los partidarios se apiñaban y cantaban «Lula guerrero, del pueblo brasilero».
El exdirigente sindical, que recorrió un extraordinario periplo desde la pobreza y el hambre a la presidencia, fue condenado el miércoles por un tribunal de segunda instancia, que ratificó su sentencia por corrupción pasiva y lavado de dinero y aumentó su pena de prisión a 12 años y un mes (en primera instancia, la condena era de nueve años y medio).
Según los jueces, el expresidente (2003-2010) era propietario de hecho de un apartamento tríplex de 300 m2 en el balneario de Guarujá (Sao Paulo) recibido de la constructora OAS a cambio de su mediación para obtener contratos en Petrobras.
Lula, que encabeza las intenciones de voto, enfrenta otros seis procesos judiciales, pero se declara inocente en todos y denuncia una ofensiva judicial para impedir el retorno del PT al poder.
El fallo incrementó en todo caso la incertidumbre sobre el destino político inmediato de la mayor economía latinoamericana. La designación de Lula como postulante a la jefatura de Estado es por el momento simbólica, ya que las leyes electorales solo habilitan a los partidos a inscribir a sus candidatos a partir del 20 de julio. Y pese a disponer de varios recursos para apelar la sentencia, su condena en segunda instancia puede acabar por bloquear su candidatura. Pero su partido no tiene ni quiere un «plan B».
¿Hasta la victoria?
La senadora Hoffmann, también acusada por corrupción, anticipó que el PT saldrá a las calles y organizará huelgas como parte de un programa de lucha para mantener viva la candidatura de Lula.
El propio expresidente dijo el miércoles por la noche en un mitin con miles de partidarios en Sao Paulo que está más motivado que nunca para buscar su tercer mandato.
«Ahora quiero ser candidato a la presidencia de la República», proclamó, antes de despedirse con un «¡Hasta nuestra victoria!».
Esa misma línea fue seguida por Rousseff. «La persecución política expresada en la condena impide el restablecimiento de la normalidad democrática y la pacificación de país. Una elección que impida competir al expresidente Lula no tendrá legitimidad», aseguró en una nota.
Para el sociólogo Alberto Almeida, del Instituto Análise, de Sao Paulo, las urgencias del PT proyectan una polarización de los votantes.
«Lo que viene ahora es una gran división en el país, porque hay muchas personas que quieren que Lula sea condenado y no consiga ser candidato aunque al mismo tiempo está primero en la intención de voto. Vamos a ver mucha polarización y una gran incertidumbre», dijo a la AFP.
Los medios brasileños prácticamente dan por sepultada su aspiración a la presidencia. «Tribunal saca a Lula del juego electoral», señaló el diario Valor.
La condena de Lula «recibió un tiro en el pecho», subraya el editorialista Lauro Jardim, de O Globo.
El sociólogo Almeida ve posibilidades de que la izquierda se aglutine en un bloque de oposición que contraste con las numerosas fuerzas de centro derecha que buscan suceder al presidente conservador Michel Temer.
«Lula tiene capacidad de transferir sus votos para otro candidato de izquierda. Creo que esta elección irá a una segunda vuelta entre el PT, cualquiera que sea su candidato, y el PSDB, partido de centro derecha dele expresidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2002), aliado de Michel Temer.