Pésima logística judicial

Pésima logística judicial

Aunque el país ha tenido avances significativos en materia de reforma judicial, hay atrasos enormes en materia de logística e infraestructura para la administración de justicia. Las muestras más elocuentes de este atraso pueden ser captadas en el inhóspito Palacio de Justicia de la provincia de Santo Domingo, donde la estrechez y la falta de seguridad obliga a mezclarse jueces, fiscales,  querellantes, acusados y familiares y abogados de las partes en situaciones de riesgo potencial.

La falta de espacio es tal que la Fiscalía de Delitos Electrónicos funciona en un cuartucho en que solamente caben un escritorio y una silla para el fiscal y otra silla para la persona que requiere los servicios de esa unidad. Las salas penales y los tribunales colegiados son también espacios reducidos en los que la gente que acude tiene que apretujarse. Y el colmo es que el Juzgado de Atención Permanente opera en un furgón ubicado en el patio del recinto.

No es posible una adecuada administración de justicia bajo condiciones como las que predominan en el Palacio de Justicia de la provincia de Santo Domingo. El Gobierno debe considerar entre sus prioridades para mejorar la seguridad ciudadana, la construcción de instalaciones funcionales y holgadas para responder a los requerimientos de esta provincia, que tiene los más altos índices de violencia y delincuencia.

Reciclaje para una agenda dual

Santo Domingo, la capital dominicana, y Oslo, la capital de Noruega, tienen problemas con la basura. La diferencia es que mientras a la urbe nuestra le sobra este elemento, a la  ciudad nórdica le falta. El secreto está en que los noruegos  han sido tan exitosos en convertir basura en energía, que el auge del negocio ha provocado una sobredemanda que ya obliga   a importar desperdicios desde países vecinos, como Suecia por ejemplo.

Aquí deberíamos trabajar para que la basura sea la materia prima que convertiríamos en  energía y otros bienes comercializables, como fertilizantes por ejemplo. Reciclar la basura nos permitiría atender prioridades en las  agendas ecológica y económica, en virtud del aseo ambiental y del ahorro en compra de hidrocarburos y  generación de plazas de trabajo. Deberíamos aspirar a que nuestro problema con la basura se parezca en algo al de Noruega.

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