Pesimismo antecede la Cumbre

Pesimismo antecede la Cumbre

WASHINGTON (AFP) – La Cumbre de las Américas de Mar del Plata tiene escasas posibilidades de reactivar el proyecto de Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y hasta los acuerdos bilaterales con Estados Unidos quedaron en entredicho a raíz de la situación política en Washington, explicaron analistas.

   Oficialmente, los dirigentes del continente siguen convencidos de que se va a alcanzar la «meta final» del ALCA y que la IV Cumbre de las Américas de los próximos 4 y 5 de noviembre de Mar del Plata (400 km al sur de Buenos Aires) constituirá una oportunidad para dar un nuevo impulso al proyecto.

   El secretario de Comercio de Estados Unidos, Carlos Gutiérrez, aseguró a mediados de mes que el proyecto «sigue siendo el objetivo final» y que la cumbre «constituirá oportunidad para que expresemos nuestro deseo de tener un día el ALCA».

   Pero para los analistas consultados por la AFP, esa opción es poco probable, como lo explicó Nelson Kunningham, del centro Kissinger McClarty Associates, ex asesor del derrotado candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos, John Kerry.

   «Ahora mismo, el ALCA es rehén de las negociaciones de Doha» y de los resultados de la conferencia ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en Hong Kong en diciembre próximo, explicó.

   «Todo el mundo coincide en que mientras no haya avances sobre agricultura en la ronda de Doha, las conversaciones sobre el ALCA quedarán estancadas», aseguró.

   «No hay perspectivas de que haya avances en Mar del Plata», agregó Michael Shifter, de Diálogo Interamericano. «El ALCA es un proyecto que forma parte en cierta medida de la antigua agenda hemisférica y que está muy lejos de las prioridades actuales de muchos de los gobiernos de la región», aseguró.

   Mientras las negociaciones no lograron un acuerdo en el plazo previsto, que culminó el pasado 31 de diciembre, Estados Unidos avanzó con la ratificación del Tratado de Libre Comercio con Centroamérica y República Dominicana (CAFTA) y abrió negociaciones con los países andinos (Colombia, Ecuador, Perú).

   «Estados Unidos está haciendo un ALCA por etapas, con tratados bilaterales o regionales», explicó Jaime Daremblum, del Instituto Hudson, en sintonía con Gutiérrez, que reiteró que su país no se iba a quedar de brazos cruzados a la espera de un acuerdo continental y que iba a seguir avanzando por su cuenta.

   Pero esa táctica también ha quedado en tela de juicio a raíz de los crecientes problemas internos que enfrenta el presidente estadounidense, George W. Bush, con un alto funcionario de la Casa Blanca inculpado, la renuncia de su candidata a la Corte Suprema Harriet Miers y el número de soldados muertos en Irak, que superó los 2.000.

   «El CAFTA ha sido una pelea durísima» para que fuera aprobado por un solo voto en la Cámara de Representantes en julio pasado, recordó Shifter. El propio Bush acudió al Congreso para lograr el apoyo necesario horas antes de que fuera sometido a votación.

   Para hacer avanzar un tratado comercial, el presidente «necesita hacer todo tipo de acuerdos y gastar capital político», explicó el analista. «Ahora mismo, Bush no tiene capital político. Hubo un desgaste de la administración Bush en poco tiempo», subrayó.

   Treinta y cuatro países del hemisferio -todos salvo Cuba- se comprometieron en Miami en diciembre de 1994 a cerrar las negociaciones para crear una zona de libre comercio desde Alaska a Tierra del Fuego. El plazo para su entrada en vigor vencía el 1 de enero de este año.

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