Pesimismo

Pesimismo

No es que me sienta pesimista por lo que ocurre en mi país, pero sí me siento pesimista por lo que está ocurriendo en el mundo y que creo tendrá repercusiones en mi país.

Luce que los precios del petróleo no sólo no van a bajar, sino que probablemente suban. Por un lado está la creciente demanda en China y la India y por el otro enfrentamos los perturbadores efectos sobre la producción de la por otras razones bienvenida “primavera árabe”. Ya ha afectado a Túnez, Bahréin y Egipto. Sobre ese último país Hillary Clinton ha dicho que allí se está atacando a la prensa. También le afecta la creciente influencia de los muy conservadores Hermanos Musulmanes. La lucha continúa en Yemen, Libia y Siria. Iraq ha aumentado su producción, pero no ha llegado a los niveles de la era de Hussein.

Cualquier inestabilidad política en los dos grandes países productores, Arabia Saudita e Irán, haría subir mucho el petróleo. El conflicto entre israelitas y palestinos, mientras la extrema derecha gobierne en Israel, no encontrará solución y el de chiitas y sunitas es irreconciliable en todo el mundo árabe. Antes de ayer el gobierno venezolano anunció,  para reducir la demanda, un aumento en la tarifa eléctrica de hasta un 200%, subiéndola más a los que han incrementado su consumo y reduciéndola a los que han ahorrado energía y de ese país es que más dependemos.

¿Qué hacer nosotros? Cambiar la flota vehicular a gas natural, sobre todo las guaguas y carros públicos, ver si el sector privado monta plantas de gas y carbón, lograr que se resuelva el pleito entre los accionistas de Cogentrix para que esa planta se convierta a gas natural y lograr más energía eólica. Pero todo eso toma tiempo. También sería una buena idea publicar la lista de los cien usuarios de energía que con mayor valor roban o no pagan. Nos conviene que el petróleo esté a 101 dólares y no a 99, pues el financiamiento de Petrocaribe es mayor cuando sobrepasa los 100 dólares.

Por otro lado, las principales economías del mundo están en crisis y eso afectará nuestros flujos turísticos, las remesas y la inversión privada extranjera. El precio del níquel está en baja pues los inventarios son los más altos en cuatro años, amenazando el cierre de la planta en Bonao que hace poco reabrió gracias a que ahora utiliza energía barata basada en gas natural. La Barrick tan sólo aportará ingresos fiscales importantes a partir del 2015. Las acciones en las bolsas mundiales han perdido 3.3 trillones de dólares desde principios de mayo y la economía global está perdiendo fuerza. Nouriel  Roubini, el economista que se hizo famoso al predecir la crisis de las hipotecas del 2008, ahora anuncia que en el 2013 tendrá lugar la “tormenta perfecta” en la economía global, no tan sólo debido a los problemas fiscales de Estados Unidos, sino también por la reducción en el crecimiento de China y Japón y los grandes problemas de la deuda de varios países europeos.

¿Qué hacer ante este segundo gran problema que se nos avecina? Definitivamente no es el momento para tomar prestado a bancos comerciales cientos de millones de dólares, repagables rápidamente, tan sólo en diez años, a tasas de interés comerciales y con un período de gracia de apenas seis meses, para construir un segundo Metro, algo capital intensivo, que genera pocos empleos, cuyo ahorro en divisas es cuestionable y que cuando opere requerirá de unos subsidios  que pagará toda la población, en vez de tan sólo los de la zona beneficiada.  Más sentido tendría mejorar los accesos al Metro actual, para que más personas lo utilicen, pues los flujos han estado por debajo de lo proyectado.

La situación internacional es tal que el momento es de austeridad, a pesar del proceso electoral. ¿Queremos un aterrizaje suave, o duro? Nótese ya la violencia en Santiago.

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