Como en todo, hay excepciones, por aquello de que nada es tan malo que no tenga algo bueno ni nada tan bueno que no tenga nada malo. Por eso no es justo encasillar o calificar de manera general al personal de una institución en una categoría definitiva aunque abunden, mayoritariamente, los apáticos que frente al paciente que paga religiosamente su cuota de afiliado, los tratan como si les estuvieran haciendo un favor.
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Es lamentable que la ADP, tan aguerrida e intransigente en su lucha permanente por la mejora salarial de los maestros, no se interese en verificar las condiciones y calidad de los servicios del hospital de los docentes en el que la burocracia y las condiciones físicas y ambientales, resultan inadecuadas para médicos, personal de apoyo y pacientes.
El tema es largo pero mientras tanto me voy a referir a que un afiliado anciano, con dos hernias lesionadas en la columna, padeciendo fuertes y constantes dolores, sea sometido a una serie de requerimientos y protocolos para recibir atenciones de fisioterapia, pese a ser referido por un calificado cirujano ortopeda, evaluado y validado por el centro de fisioterapia correspondiente, sea mandado a esperar tres días laborables para recibir la aprobación del servicio. ¿Es esto justo y humano?