Peste que apesta

Peste que apesta

ENRIQUE PÉREZ VÉLEZ
Las cordiales reuniones de nuestro querido “Peñón de los Viejos”, lamentablemente se han distanciado últimamente por obra y gracias de los años que pesan sobre ese montón de viejos, años que no perdonan y que hacen estragos en la composición ósea de esos patriarcas, además de atacar sin piedad sus órganos vitales, con la malsana intención de sacar a uno de circulación, pero qué va, e’ pa lante que vamos con la ayuda de la “modernidad” de la medicina nuclear, que cuesta un ojo de la cara, y de las prolíferas y costosas pastillitas de la que no se puede desprender, que le arregla una cosa y le daña otra con los efectos secundarios, pero con bastón, el pecho erguido y una copita de vino para relajar el corazón, nos reunimos recientemente, para durante el entretenido y “litigante” parlatorio que resultó extremadamente agradable, colocar en “primera lectura” el caso de las alianzas rosada y progresista, alianza rosada que fue “amoratada lectura” por la progresista, debido a sus pasadas malas administraciones.

La peste es una enfermedad sumamente contagiosa que generalmente la transmite la “rata”, y gracias al médico francés Alejandro Yersin, que descubrió el bacilo que la causa, ésta ha desaparecido por estos lares, en cambio la peste política perredeísta resulta difícil de combatir y se esparce por todo el territorio nacional con su secuela de desesperanza, debido al “microorganismo PPH” que sigue haciendo estrago en todas latitudes, que ni la doble dosis de “la pela” que le dieron en mayo del 2004 y 2006 ha podido “parar esta terrible epidemia.

La “multitudinaria” repulsa al “binomio PPH-PRD” la manifestó en las urnas el 16 de mayo del 2004 y 2006, este gran pueblo, del que dicen no tiene memoria, y en ambas ocasiones en el primer boletín le aplicaron la grúa a las pretensiones continuistas del PPH y sus mariachis, como el combo de los carpetazos congresistas, que solamente en espacios pagados legislan “para una patria mejor” y de que, “los intereses de la nación están por encima de los intereses personales”. A cualquiera le sube la bilirrubina.

Una orquestada campaña para amainar el repudio de la población, se inició tan pronto se emitió el primer boletín, con una declaración de un alto dirigente de esa organización política, diciendo que el PRD debe propiciar una reflexión profunda con vocación social bien definida, cosa que a nuestro pensar nunca ha tenido, ni tendrá.

Por otro lado un importante mandamás del partido blanco, que para el bien del país la bancada blanca del Senado casi se fue en blanco, proclamó que la dignidad y los principios del PRD están siendo empujados al basurero de la historia. Pura adrenalina.

Otro “jefe indio” se destapó diciendo que el PRD perdió las elecciones por múltiples razones y que ha sido una práctica consuetudinaria de los jefes de Estado y utilizar los recursos estatales en los procesos electorales. Cuánta sapiencia.

Un ex Procurador General con excelente juicio expresó que la gente le cobró al partido deudas políticas que tenían del gobierno de Hipólito Mejía. El pueblo está cobrando lo que el PRD no cumplió, y que sigue divorciado de la ciudadanía dominicana.

En un espacio pagado un alto dirigente de esa organización dice que: es tiempo de reflexión, pero es obvio que la mayor responsabilidad recae sobre aquellos que condujeron directamente a nuestro partido y que tales responsabilidades tienen que ser explicadas a las marginadas bases. Ojalá que llueva café.

La operación “reflexión” continúa cuando otro “jeque” del partido propugna por analizar la derrota que sufrió el PRD, abogando porque se celebre un congreso para estudiar la causa, y más pronto el presidente de esa organización da jaque mate, cuando manifiesta que iniciará una jornada de orientación para promover un análisis crítico y reflexivo sobre el papel jugado por esa organización en el pasado proceso electoral, cantaletas que me hace recordar aquella célebre expresión del doctor Balaguer, de que, lloran como mujeres lo que no supieron defender como hombres.

Mientras se busca culpables, el presidente del Senado advirtió, óigase bien, que la Constitución no debe reformarse por “imposición” sino cuando haya “consenso” de las fuerzas políticas y los diferentes sectores nacionales, y pregunta un amigo televidente, ¿Qué hizo ese honorable senador con ese “pedazo de papel cuando se propuso en ese hemiciclo el pegote de la reelección de Hipólito? ¿Ingenuidad o qué? Hay que ver para creer.

Con este ensamblaje político el “presidium” pretende no conocer que la gran mayoría de la población dominicana los sacó del poder, primero del Palacio Nacional en el 2004, y luego, con natural paciencia esperaron el 2006 para mandar a su casa a esa manada de congresistas que sólo saben “consensual” en su beneficio y el de su partido, pero ninguno se atreve a decir claramente que el desastroso gobierno del PPH fue la causa por lo que ese pueblo le cerró el paso a las pretensiones reeleccionistas de Hipólito, para luego sacar de sus curules a los lerenes que apoyaron esa barbarie. Y de nuevo me sube la bilirrubina.

Sobre la reciente derrota del PRD se ha tratado de engañar el pueblo con mucho blá, blá, blá, blá demagógico, pero la verdad histórica es que ese partido no sabe gobernar, pues en las cuatro ocasiones que ha ejercido el Poder Ejecutivo, ha salido muy mal parado. La primera vez en 1963 el presidente terminó en el exilio, el segundo se suicidó, el tercero acabó en la cárcel y al cuarto recientemente le dieron el palo de la gata, dejó al país en la más oscura miseria política, moral y económica y todavía falta mucho “por ver” en las misteriosas auditorías que atesora la Cámara de Cuentas, que los “honorables” senadores pretenden ratificar a sus miembros por dos años más, que solo Dios sabe por qué hacen esas bellaquerías.

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