Petroalimentos Vs. Petroinfluencia

Petroalimentos Vs. Petroinfluencia

La generosa contribución del Estado venezolano y su gobierno, brindada a través de Petrocaribe, significa más que un alivio para nuestro país, que sufre como otros el duro embate del precio de los derivados del petróleo. En la reciente cumbre de Maracaibo, donde se discutió el alcance de este acuerdo auspiciado por el gobierno bolivariano del comandante Hugo Chávez Frías, quedó demostrada nueva vez el marcado interés de la Venezuela actual de auxiliar a sus colegas del Caribe hermanados por lazos geográficos e históricos poderosos. De aquella reunión fraterna salieron iniciativas interesantes, que no sólo se ubican en el suministro de petróleo y derivados, y que para la República Dominicana tienen un alcance mucho mayor. El programa que ya se empieza a conocer como Petroalimentos está diseñado para que países como el nuestro, con vocación y capacidad de producción agropecuaria, puedan acceder al pago de buena parte de su factura petrolera con productos agrícolas y agroindustriales. Iniciativas como ésta son acogidas con entusiasmo, porque además de contribuir al incentivo de nuestra producción, tienden a resolver en parte el mayor dolor de cabeza que tenemos en la actualidad, que es el costo del petróleo. Dentro de las ofertas que hace el presidente Chávez a nuestro país, para tratar con toda buena fe de ayudarnos, se encuentra aparentemente la de participar en la compra de la actual Refinería Dominicana de Petróleo, en su ampliación o la construcción de una nueva. Ésta, que sin duda es una loable propuesta, debe sin embargo ser estudiada con mucho detenimiento por las autoridades dominicanas. Los dominicanos somos por naturaleza propensos a retribuir generosidades, sobre todo si en ello medían también sentimientos de simpatías políticas o personales. Cuando se trata de asuntos de Estado, las simpatías por supuesto salen sobrando, se debe estimar exclusivamente las conveniencias e intereses del propio Estado. Una sociedad como la que prevaleció durante años en Refidomsa se disuelve con negociaciones entre las partes, que no tienen mayores consecuencias. No es lo mismo por supuesto, cuando se trata de asociaciones entre Estados diferentes. En este caso se tiene que ser cauteloso al extremo. Venezuela es sin duda un país amigo, su gobierno actual lo ha demostrado con creces, pero los intereses dominicanos no siempre serán similares a los venezolanos. El gobierno dominicano hace muy bien en adquirir los intereses de la Shell en Refidomsa; con ello garantiza el control y la distribución de los derivados del petróleo. Sigamos por ese camino que es el correcto en la actualidad, garanticemos por vía de Petrocaribe el indispensable y ventajoso suministro de combustibles, pero demostremos al mismo tiempo nuestra capacidad de administrar independientemente nuestros intereses.

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