Petrocaribe: Comercio justo

Petrocaribe: Comercio justo

Por decenios ha circulado en los escenarios internacionales mucha demagogia y retórica sobre fórmulas que impulsaran esquemas comerciales con reales y efectivos beneficios. Petrocaribe también ha tomado este discurso aunque con propuestas novedosas que abren posibilidades reales para que los pequeños países del Gran Caribe puedan participar en términos positivos del comercio internacional.

Hace casi 50 años, al crearse la UNCTAD (Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo), se planteó que uno de los problemas claves que afectaban al mundo en desarrollo era el de los precios de los Productos Básicos (principales exportaciones del mundo llamado en desarrollo) y el Intercambio Desigual (intercambio de valores desiguales en beneficio del mundo industrializado). Medio siglo más tarde ese sigue siendo el problema fundamental que se enfrenta en nuestros países, de ahí la relevancia del esquema que promueve Petrocaribe con el cual se abre una ventana de alcance estratégico para las economías de la región que habrá de devenir, indefectiblemente, en punto de referencia y ejemplo mundial.

Comercio Justo, en esencia, es una actividad comercial en la que los precios en que se produce el intercambio comercial  de bienes y servicios garanticen la plena realización de la actividad productiva. Sin embargo, en el esquema Petrocaribe va mucho mas allá y se plantea la Compensación Comercial (el pago con productos al exportador) como mecanismo estratégico. En esto se sustenta el esquema de suministro y financiamiento de combustible en que surgió Petrocaribe.

Centrándose en que el mecanismo es para favorecer la producción de los países beneficiados, se establece que el producto o servicio que se comercialice debe provenir de la estructura productiva interna y, siempre que sea posible, privilegiar a pequeños productores. A su vez, el país receptor deberá utilizarlos exclusivamente con fines de consumo interno. Para garantizar la competitividad de los mismos deberán responder a las exigencias de calidad y parámetros de la economía receptora.  Con ese esquema se promueve la compensación como plataforma para incentivar la producción y exportación; se estimula a pequeños productores para incursionar en el comercio internacional y se puede poner en explotación las potencialidades de estas economías.

Para el país las posibilidades son enormes. Finalmente, se han puesto ya en movimiento algunas de las opciones ya visualizadas como la exportación de azúcar liquida y de habichuelas negras. La Secretaria de Estado de Finanzas impulsa un proceso de financiamiento conjunto con el Banco de Reservas para apoyar a los productores habichueleros. También en servicios turísticos están abiertas las posibilidades, especialmente en tiempo de baja ocupación. Sin dudas que en la esfera de la producción de productos nacionales tradicionales, y no tradicionales, se abre un gran escenario de oportunidades.

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