Petrocaribe y la estabilidad macro-económica

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Dos han sido los aportes del financiamiento Petrocaribe, el bueno, contribuyó con la estabilidad macro-económica; el malo, en lugar de inversiones el gobierno desvió los recursos para establecer el actual desequilibrio político, concentrar el poder para imponer políticas públicas sin que medie el necesario debate como lo requiere la democracia. 

Por supuesto que Venezuela no tiene culpa de nuestro desorden interno y falta de institucionalidad, que con los fondos se financiaran gastos corrientes y campañas electorales. Tampoco de nuestra incapacidad de no poder  producir y exportar las habichuelas negras que nos demandan, porque no hemos encontrado la forma de sembrar y financiar las 100 mil tareas que se necesitan.

Debemos agradecer a Venezuela que nos ayudó a financiar el desequilibrio externo del período 2005-2012 desembolsando US$3,343 millones, anualmente US$418 millones. Porque de no haberse producido menor hubiese sido el nivel de reservas internacionales en el Banco Central y más devaluado el peso, con consecuencias para las finanzas públicas, empresas y familias.

Particularmente importantes fueron los desembolsos del periodo 2008-2012, aumentaron a un promedio anual de US$523 millones, representando 12.6% del flujo promedio anual de capitales externos (US$4,154 millones) que recibió el país. El desembolso que hizo Venezuela en un solo año superó el total de reservas internacionales (US$362 millones) acumuladas por el Banco Central en los cinco años. 

El aumento se produjo en un contexto de flujo positivo de capitales en América Latina que benefició al país, por lo que sin problemas se pudo financiar el déficit de la cuenta corriente que promedió 7.6% del PIB (US$3,938 millones) en los años 2008-2012. Como fue relativamente fácil conseguir los capitales por el apoyo abierto del FMI, nos dedicamos a gastar sin control, las importaciones aumentaron 29%, de US$11,880 millones en los años 2005-2007 a US$15,300 millones en el periodo 2008-2012, mientras las exportaciones apenas crecían 4%. Un modelo insostenible.   

Cuando debimos ahorrar no lo hicimos, preferimos ser imprudentes en la política macro-económica, mientras otros países acumulaban reservas internacionales en gran escala y hoy están preparados para las contingencias. Para acumular reservas teníamos que limitar el déficit de la cuenta corriente, lo que pasaba por el control del gasto público y del crecimiento del crédito bancario que promedió anualmente 22.4% (2005-2012). Como cosechamos lo que sembramos, el actual nivel de reservas internacionales apenas representa un poco más de la mitad de la suma del déficit en cuenta corriente estimado y de la deuda de corto plazo en dólares del gobierno y el sector privado, ambos para el 2013. No estamos en condiciones de aminorar el impacto negativo de la reversión de capitales de que habla el FMI en su informe, principalmente sobre el tipo de cambio y el crecimiento de la economía que se espera apenas sea de 3% en el 2013.

Pero todo lo anterior es historia, referencia para equivocarnos menos. Ahora debemos seguir el refrán de que mejor es prevenir que curar y hacer cálculos sobre la ejecución presupuestaria y el manejo de las reservas internacionales excluyendo el financiamiento Petrocaribe por US$750 millones, el estimado que se tiene para el 2013 asumiendo el barril de petróleo en US$106.2 según Canasta del FMI. No tengo que decir las razones.

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