Petrocaribe y Petróleos de Venezuela

Petrocaribe y Petróleos de Venezuela

En el contexto de la “bruma” política que ha cubierto a Venezuela en las últimas semanas, matizada por la muerte del Presidente Chávez  – sin dudas el artífice de un escenario político cualitativamente distinto al que había imperado en la región por decenios – y la necesidad de nuevas elecciones presidenciales, se insertó en la agenda de manera preponderante el tema de la petrodiplomacia venezolana y la capacidad objetiva del país para darle continuidad, aún triunfando el chavismo, como en definitiva sucedió.

Nadie puede dudar de que el programa de Petrocaribe conlleva una alta dosis de sacrificio por parte de la gran nación sudamericana, cuna del gran sentimiento, pensamiento y convencimiento de que para nuestras naciones no hay futuro si no es integrándonos, encarnado ello en el brazo enérgico y la mente audaz de Simón Bolívar. Europa y América Latina son dos continentes que representan la antitesis y lo ideal conceptual, respectivamente, para que avance a profundidad un proceso integracionista. Sin embargo, aquella ha logrado avanzar y ésta, Nuestra América, después de 200 años de frustraciones parece, por fin, decidida a marchar al encuentro de su futuro.

Si revisamos la historia vemos que en Europa el proceso comenzó, a inicios de los 50s del siglo XX, con acuerdos en el carbón y el acero y en menos de 5 años se firmaba, en 1957, el Tratado de Roma, que fue la clarinada de lo que hoy es la Unión Europea. Aunque sumida en una profunda crisis, lo cierto es que no ha caído en un precipicio más profundo gracias a los instrumentos integracionistas de que dispone.

En mi opinión, Chávez, viendo aquella experiencia, tomó como resorte para catapultar la integración dos productos estratégicos: petróleo y gas. Al igual que los europeos hicieron hace 60 años con el carbón y el acero. En verdad, tuvo mucho éxito. 

En el marco de esa estrategia lanzó su programa más ambicioso: PETROCARIBE, una instancia corporativa orientada a suministrar petróleo en condiciones preferenciales a los países de América Central y el Caribe Insular, ajustado a una escala correlacionada con el monto que alcance el petróleo en el mercado mundial. Contempla un período de gracia de 2 años para el pago del capital y otros 23 años con un interés del 2% cuando el precio del barril sobrepasa los 50 dólares. Si el precio supera los 40 dólares se financia el 40% y un 50% si supera los 100. Sabemos que hace varios años el barril baila alrededor de los 100 dólares y nada hace prever un desplome. El pago de corto plazo se extendió de 30 a 90 días. Caracas acepta un pago por compensación con diversos bienes y servicios que el país aún no aprovecha plenamente.

El programa ha tenido un impacto extraordinario en las economías beneficiadas, incluyendo la RD, además de estimular, en verdad, la dinámica integracionista, rompiendo a su vez uno de los monopolios, el de transporte de combustible, que más estrangulaba a la región.

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