Petroleras felices de EEUU temen por el TLCAN

Petroleras felices de EEUU  temen por   el TLCAN

El Gobierno del presidente Donald Trump está aliviando las regulaciones ambientales y abriendo territorio para perforaciones como parte de su propósito de liberar la “vasta riqueza energética” de Estados Unidos.
Sin embargo, la ofensiva del mandatario destinada a revisar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN-NAFTA por su sigla en inglés) podría tener el efecto contrario.
El pasado viernes se reanudan las negociaciones para revisar el pacto mientras los líderes de la industria petrolera están desesperados por preservar un acuerdo comercial de 23 años que impulsó un renacimiento norteamericano del petróleo y el gas y allanó el camino a exportaciones por un valor de US$34.000 millones a Canadá y México el año pasado.

“Cualquier cambio que altere el comercio energético a través de nuestras fronteras norteamericanas, que reduzca la protección a las inversiones o vuelva a los aranceles altos y las barreras comerciales que precedieron al TLCAN podrían poner en riesgo decenas de millones de empleos”, dijeron los grupos del sector de hidrocarburos más importantes de EE.UU., Canadá y México en un informe conjunto.

Las compañías de energía que se mantuvieron al margen durante otras negociaciones comerciales recientes se están involucrando más con respecto al TLCAN procuran funciones formales en los comités que brindan asesoramiento en el proceso, envían expertos en lobby para ejercer influencia y trazan sus prioridades para el gobierno.
Equipados con una modesta lista de deseos, el sector se halla mayormente en una postura defensiva, temeroso de que Trump bombardee el acuerdo actual o debilite disposiciones existentes que permitan a los inversionistas demandar a los países por discriminación, incautaciones y otras injusticias.

Trump ha planteado la posibilidad de una salida de Estados Unidos del acuerdo al menos tres veces desde que las negociaciones comenzaron el mes pasado.

“Pueden no estar necesariamente en la mira, pero si no están atentos, podrían ser una víctima secundaria”, dijo Stephen Comstock, director de política fiscal y contable del American Petroleum Institute.

Cuando se firmó el TLCAN hace casi un cuarto de siglo, EE.UU. importaban la mitad de sus necesidades diarias de petróleo y derivados. Las arenas petrolíferas de Canadá –que producen actualmente 2,4 millones de barriles de crudo diarios– apenas se ponían en marcha. Y México todavía tenía el monopolio de su desarrollo energético, impidiendo a empresas extranjeras hacer perforaciones o procesar petróleo en el país. “El petróleo y el gas dejaron de ser un punto de discusión incidental para convertirse en un enorme objetivo de oportunidades”, dijo Kevin Book, de ClearView Energy.

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