El pH es el potencial de hidrógeno de una sustancia o tejido, en este caso de la mucosa vulvovaginal. Es un indicador de la acidez y está determinado por el número de iónes libres de hidrógeno (H+).

¿Para qué sirve? La ginecóloga Lilliam Fondeur explica que el pH vaginal equilibrado protege a la mujer de múltiples infecciones y es un claro determinante de buena salud.

“Cuando el pH vaginal se altera, favorece la entrada de infecciones y patologías. Un pH desequilibrado se puede asociar con muchas molestias”, señala.

La especialista indica que esta medición es distinta en cada etapa de la vida de la mujer: durante la pre-adolescencia y la menopausia el pH vaginal es neutro; desde la pubertad hasta la menopausia, durante la edad fértil de la mujer, es más ácido y en situaciones especiales, como el embarazo, el pH aumenta aún más su acidez.

“La disminución de la acidez (pH elevado) en la vagina favorece la aparición de las inflamaciones”, asegura Fondeur.
¿Cómo mantener el nivel adecuado? La ginecóloga recomienda que la vagina esté

ventilada.
“En múltiples ocasiones el utilizar ropa ajustada todo el día y luego llegar a la casa y mantener la vagina secuestrada con ropa, altera el pH de la vagina”. Una de las ideas es dormir sin ropa interior y utilizar la ropa interior de algodón.

“El someterse a calor extremo, sentarse en lugares calientes, el uso de cremas y/o perfumes en el área de la vulva altera el pH de la vagina”, dice.

Niveles requeridos. Lilliam Fondeur explica que el pH se pude medir fácilmente en consulta ginecológica. El valor se determina por medio de indicadores o con aparatos de medición digitales. “Antes se utilizaban tirillas y dependiendo del pH cambiaba de color representando el nivel de acidez, pero la tecnología nos ofrece una medición más fácil y fidedigna a través de mecanismos digitales”, comenta.

Durante la época de fertilidad, el nivel puede variar entre 4.5 y 5, antes de la menarquía, y 7 en la menopausia.

En el periodo menstrual sube a 6.8 y 7.2, pero en el embarazo se torna más ácido, alcanzando los 4 o 4.5.

“Nos damos cuenta cuando hay una desequilibrio cuando presentamos una molestia, dolor o flujo vagina (leucorrea) o dolor en durante las relaciones sexuales (dispareunia)”, señala la médico.

Consecuencias del desequilibrio del pH. Fondeur explica que la flora bacteriana presente en la vagina cumple una función protectora frente a patógenos externos, pero el aumento de pH provoca una disminución de esta flora, lo que tiene como consecuencia un incremento del riesgo de infección.

“Por lo tanto, cuando este se encuentra alterado puede ser indicio de la existencia de una infección como la vaginitis, y suele estar asociado a molestias vaginales como sequedad, picor, irritación o dispareunia (dolor durante el coito)”.

¿Qué hacer para mantener el nivel? Priorizar la ropa interior de algodón y dejar la elaborada con lycra o seda para ocasiones especiales.

“Determinados hábitos o situaciones, como una higiene íntima con productos inadecuados, (jabones con perfume, olores fuertes, desodorantes de olor), utilizar prendas muy ajustadas o confeccionadas con fibras sintéticas que pueden provocar reacciones alérgicas, tomar ciertos antibióticos, etcétera, pueden modificar el equilibrio natural de la flora bacteriana vaginal”, afirma.

Además, el uso de cremas para depilar está contraindicado en el área de la vulva y los protectores de la vulva están indicados solo cuando la mujer tiene un flujo importante o un sangrado escaso.

La doctora Fondeur comenta que “algunos estudios han relacionado la práctica de ejercicio físico moderado y una vida sexual activa con valores de pH más bajos y adecuados”.

Recomendaciones. “Cuando somos bebés utilizamos pañales desechables para cubrir la vulva, luego de adultas no es saludable llevar la vulva cubierta las 24 horas del día. La cubierta de la vagina es un tejido llamado mucosa, el mismo tipo de tejido que cubre la boca, a nadie se le ocurre pasar las 24 horas del día con una mascarilla bucal, la vagina necesita respirar”, concluye la doctora.