Pharrell “Midas” Williams

Pharrell “Midas” Williams

Mayor de lo que le hace parecer su rostro aniñado, Pharrell Williams se ha convertido a sus 41 años en una de los avales imprescindibles de cualquier disco que desee asegurarse el éxito y en un icono de la moda masculina. En definitiva, un rey Midas que convierte en oro lo que toca.

Cuesta creer que hace tan solo un año, Williams fuera un rostro semidesconocido para el gran público. El suyo ha sido un fenómeno gestado a fuego medio, más que lento, que entró en combustión repentina en 2013, después de varios años de trabajo silencioso al servicio de otros.

Dando forma al R&B del siglo XXI. Originario de Virginia, desde bien temprano mostró gran interés por el R&B, estilo que ayudó a desarrollar y situar en el siglo XXI como miembro del celebrado dúo de productores The Neptunes, de la mano de su amigo de la infancia Chad Hugo.

Juntos concibieron un sonido distinguible, apegado a una forma de funk electrónico deudor del estilo de Prince, al que incorporaban elementos musicales exóticos, además de marcadas líneas de bajo y sintetizadores.

Bajo esa fórmula, fueron responsables de algunos de los álbumes y temas más celebrados de las dos últimas décadas. Entre sus primeros trabajos se encuentran por ejemplo el debut discográfico de Kelis, “Kaleidoscope” (1999), y uno de los grandes éxitos de Britney Spears, “I’m a salve 4 U”, de 2001.

A partir de entonces, los encargos comenzaron a multiplicarse y Madonna, Jay-Z, Mariah Carey, Shakira, Gloria Estefan, Snoop Dogg y Gwen Stefani (suyo es el “Hollaback Girl” de la solista de No Doubt) se cuentan entre los artistas con los que colaboraron a continuación.

Los premios tampoco se hicieron esperar. En total, de forma directa o indirecta, el sello de Williams ha sido distinguido hasta siete veces por los Grammy y ha recibido aún mayor número de nominaciones gracias a álbumes tan aclamados por la crítica como “Channel Orange”, de Frank Ocean.
2013, su año. Precisamente el año de publicación de ese disco, 2013, marcó el momento más productivo de su carrera, tanto por el salto cuantitativo como por el cualitativo de sus colaboraciones, al coincidir en el tiempo varios aciertos con mayúsculas en los que, además, expuso su rostro y voz. Vitales en su ascenso a la cima olímpica fueron “Blurred lines”, con Robin Thicke, y “Get Lucky”, con Daft Punk. La primera fue número 1 en catorce países, incluyendo EE.UU., donde se mantuvo en lo más alto en ventas durante 12 semanas consecutivas. La segunda generó 1,5 millones de reproducciones en menos de 24 horas en Spotify y llegó a vender más de siete millones de copias en todo el mundo, un éxito reconocido por los Grammy.

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