Pide a sociedad que combata violencia, sangre

Pide a sociedad que combata violencia, sangre

POR ELIAS RUIZ MATUK
El cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez llamó ayer a las comunidades y juntas de vecinos a estar vigilantes  junto con los organismos de seguridad, tras afirmar que la sociedad dominicana «no puede quedarse de brazos cruzados» ante el grado de violencia que actualmente impera en el país.

«La  sociedad dominicana está cansada y horrorizada de ver tanta sangre en nuestras calles. Sin embargo, aveces, da la impresión de que nos estamos acostumbrando a mirar con indiferencia en nuestros medios fotografías macabras que demuestran la sevicia y el ensañamiento con que actúan los criminales «, expresó el cardenal López Rodríguez ante miles de personas en la Plazoleta «La Trinitaria», donde culminó ayer la «Marcha por la Paz. El arzobispo metropolitano de Santo Domingo habló en presencia del vicepresidente Rafael Alburquerque; el procurador general Francisco Domínguez Brito; el fiscal del Distrito Nacional José Hernández Peguero; el jefe de la Policía, mayor general Manuel de Jesús Pérez Sánchez, así como de líderes religiosos y representantes de partidos políticos.

La marcha recorrió las avenidas 27 de Febrero y Las Américas.

El purpurado consideró que la sociedad jamás puede acostumbrarse a ver el crimen como algo normal, por lo que «tenemos que proclamar ante todos los dominicanos y dominicanas que la vida humana, de cualquier persona, siempre y en todas partes, es sagrada, es un don de Dios y como tal tiene que ser respetada».

Afirmó que muchos de los crímenes que se han sucedido son producto de «ajustes de cuentas» entre narcotraficantes, «cuya influencia se hace sentir en muy diversos estamentos de nuestra sociedad».

Dijo que esa es «una oportuna y severa advertencia» a los que hacen causa común con este degradante comercio.

Instó a la sociedad a tomar conciencia de los niveles a que ha llegado y de la gravedad de la situación que está viviendo el país.

Afirmó  que  las familias, escuelas, universidades y empresas tienen responsabilidades en diversos niveles públicos y privados.

López Rodríguez abogó porque la Policía continúe su proceso de saneamiento y de sustitución «de los elementos que la han desprestigiado, por una nueva generación de jóvenes con nueva mentalidad, con mejor formación y capacitación para su trabajo, y con una adecuada remuneración»

El Cardenal consideró, además, que debe mantenerse día y noche la vigilancia policial, de manera permanente y en todas partes con el fin de disuadir a los que urden sus fechorías de continuar con sus propósitos delictivos.

Afirmó que la violencia es explicable en un contexto social marcado profundamente por situaciones de pobreza extrema, desempleo, carencia de educación y capacitación para el trabajo, así como un deterioro general del conjunto familiar y de la vida comunitaria.

Expresó que el pueblo dominicano ha demostrado que tiene una arraigada vocación de paz, de trabajo, de solidaridad y de gran dignidad en medio de su pobreza y sencillez de vida.

El alto dignatario eclesiástico dijo que el considerable número de niños, niñas, adolescentes y jóvenes violados debe preocupar y provocar un rechazo categórico de todas las personas de buena voluntad. «Ante este cuadro repugnante y vergonzoso debemos hacer todos hoy un firmísimo propósito de proteger, cuidar con esmero y defender a nuestras amadas niñez, adolescencia y juventud».

Indicó que también es noticia diaria en los medios lo que denominó como «irracional violencia» que aflige a muchísimas familias, cuya principal víctima es la mujer.

«A los cobardes y desequilibrados que se ceban maltratando, golpeando, humillando y a veces matando a personas indefensas y más débiles, hay que decirles que su forma de actuar es cavernaria, abusiva y absolutamente injustificable».

López Rodríguez recordó la reciente declaración de los obispos el pasado primero de noviembre,  en referencia a los autores de la violencia, en el sentido de que «cualquiera que sea el origen que les ha llevado a ella, piensen en lo degradante y vil de su comportamiento, en la malversación de sus vidas, en la perversión de sus acciones, y en la condena firme, airada y unánime de sus hechos por parte de la ciudadanía».

«No es el robo y el crimen lo que enaltece al ser humano sino su calidad humana y su contribución positiva y valiosa al bienestar de todos», agregó López Rodríguez.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas