Para el escritor y periodista Fernando Infante las ejecutorias de gobierno de Joaquín Balaguer han sido tratadas por sus críticos, en la mayoría de los casos, con juicios apasionados, no pocas veces con virulencia, mezquindad e intereses políticos, así como con apacibles reflexiones puramente académicas basadas en situaciones hipotéticas e irreales.
Entiende que se deben tomar en cuenta las dramáticas circunstancias en las que gobernó Balaguer cuando se vaya a analizar sus hechos y obra de gobierno.
Además, consideró que esos análisis y estudios se deben hacer con cierto rigor histórico y al margen de la pasión y el prejuicio.
Infante hace las observaciones en su análisis sobre la política social como soporte de la visión desarrollista de Balaguer.
Para el escritor ha faltado en esas opiniones, la serenidad del pensamiento para sobreponer a sus análisis o interpretaciones, el condicionamiento que impuso el momento histórico en que inició su gestión de doce años el estadista sometido a esos escrutinios.
Explica que a Balaguer le tocó gobernar en dramáticas circunstancias, preñadas de exigencias y arrebatos de todo un conglomerado que cargaba las mayores frustraciones ante las pocas perspectivas favorables que había experimentados en sus aspiraciones de todo tipo de reivindicaciones que esperaba a la muerte de Trujillo.
También por el engaño artero que se infligió a todo el pueblo al llevarse a cabo el golpe de Estado de septiembre del año 1963; y por último, el desquiciamiento que había sufrido el país sacudido por los graves acontecimientos que habían ocurrido a partir del 24 de abril del año 1965, dijo.
El autor del libro La Era de Trujillo: Cronología histórica, que ofrece una relación de los acontecimientos de trascendencia acaecidos desde el 1 de enero de 1930 hasta el 19 de noviembre de 1961, sostiene que Balaguer regresa al país, luego de un extrañamiento al cual se vio forzado por las circunstancias imprevistas que se desencadenaron ante la súbita desaparición del régimen de Trujillo, cuando tuvo que abandonar la presidencia que ejercía en aquel momento. A su regreso, explica, después de un exilio de cuatro años, Balaguer encuentra un país profundamente dividido y la sociedad se encontraba desgarrada por el último de sus encuentros fratricidas. Balaguer gobernó seis veces durante 22 años.
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Resalta valores
Infante dice que cuando Joaquín Balaguer resulta electo Presidente de la República y asume el cargo el primero de julio de 1966, encuentra un país desgarrado por los trágicos acontecimientos que había sufrido y su espíritu se encontraba abatido en lo moral por la humillación de verse de nuevo sometido a una intervención extranjera. Su llegada a la dirección del Estado, empero, resultó auspiciosa porque, en primer término, durante su corto exilio había mantenido una presencia en el pueblo a través de las charlas que enviaba desde Nueva York para ser transmitidas por la radio.
Las claves
1. Política social de JB
Infante cita entre los aportes de los gobiernos de Balaguer en lo que tienen que ver sus políticas sociales desarrollistas, un programa de distribución de alimentos a familias de escasos recursos económicos. En su primer período de gobierno a partir de 1966 los compromisos oficiales del gobierno fueron satisfechos con recursos generados por el Estado y, por tanto, sin necesidad de acudir a la Organización de Estados Americanos, organismo este que había asumido el pago de los sueldos de los empleados públicos, fruto de la paralización en que había caído la administración pública y gran parte del país.
Logró en su gestión gubernativa inicial atraerse la colaboración de aquellos grupos sociales que en alguna medida representaban sectores comprometidos con el desarrollo del país. En seis meses, Balaguer desarrolló un programa de construcción con recursos generados por el gobierno en sus recaudaciones internas. Además un amplio plan de construcciones de viviendas. Joaquín Balaguer gobernó de 1966 al 1978 y del 1986 al 1996.