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Un especialista argentino sostuvo que urge una definición concreta del derecho humano al agua, específicamente en lo que tiene que ver con los estándares de calidad y de continuidad del servicio que se ofrece a los usuarios.
El doctor Juan Pablo Bohoslovsky dijo que existe una definición dogmática, pero que se requiere algo más concreto, porque es un derecho humano disponer de agua permanentemente.
Bohoslovsky, quien fue director de la Empresa Pública de Aguas en Argentina, expuso sus puntos de vista al desarrollar el tema “Legislación del agua y el impacto de los Tratados de Libre Comercio”, en el marco del Foro Nacional del Agua que se efectuó en Santo Domingo del 20 al 23 de febrero.
La actividad fue organizada por el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INDRHI), en coordinación con la Fundación Global Democracia y Desarrollo (FUNGLODE), la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARN), la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (CAASD) y el Instituto Nacional de Agua Potable y Alcantarillado (INAPA). Asimismo, el experto argentino se refirió a la tormentosa convivencia entre los tribunales de arbitraje consagrados en los tratados de protección de las inversiones y el derecho del agua, específicamente en cómo afecta la soberanía regulatoria de los estados que alojan esas inversiones.
Expuso que el esquema de protección de los inversores como fin primero, último y exclusivo de los sistemas jurídicos ha dejado de lado el interés público que se juega en muchas de esas inversiones, principalmente de servicios públicos, como el agua y los alimentos.
El experto argentino dijo que en muchos casos cualquier modificación a las pautas iniciales con las que el inversor llegó al país implica algún tipo de violación a los acuerdos, con lo cual el margen de decisión del Estado se torna cada vez más estrecho.
Subrayó que en el derecho de las inversiones se dejan de lado aspectos importantísimos como el respeto al medio ambiente, a los derechos humanos y la contemplación del derecho de los pueblos originarios.
Bohoslovsky dijo que el derecho de los inversores muchas veces es ilimitado, y expuso que a esos inversores hay que otorgarles, por lo menos, el mismo tratamiento que se le concece a los nacionales. “El trato justo y equitativo es la piedra de toque”, afirmó.
Entre los deberes que deben respetar los inversores señaló abstenerse de conducirse de manera injusta, evaluar adecuadamente los riesgos de la inversión bajo estándares de máxima regulación y administrar los negocios de una manera razonable.
