POR ALEIDA PLASENCIA
El empresario Rafael Alvarez Crespo abogó porque se establezca lo antes posible la convergencia del sector industrial dominicano, de manera que el sector de manufactura local se acerque al modelo de zona franca en materia impositiva.

Argumentó que el sector industrial local ya no aguanta tantos impuestos y requiere de medidas tendentes a dinamizarlo y ponerlo en igual condición que la industria de los países con los cuales tiene que competir la República Dominicana.

Alvarez Crespo consideró de vital importancia que el sector manufacturero local logre acercarse en materia impositiva al modelo de zona franca, en vista de que éste esquema ha sido exitoso.

En el esquema de zonas francas, las empresas están exoneradas de una serie de impuestos, pero en el esquema en que opera el resto de los sectores de la economía nacional no se estila ese tipo de concesiones.

 Recordó que a partir diciembre del 2008, los sectores manufactureros tendrán que regirse por un  sólo esquema, en vista de que el modelo de zona franca actual desaparecería.

Alvarez Crespo habló en esos términos, en referencia a una información publicada ayer en esta sección, fundamentada en declaraciones de empresarios miembros de la oficina de enlace entre el Senado y el sector empresarial, la cual da cuenta de que «se encuentra muy avanzado un proyecto de convergencia industrial que busca acercar al sector manufacturero local al esquema de las zonas francas».

Alvarez Crespo consideró que a la industria local le resulta muy difícil competir manteniendo unos costos de producción tan elevados como los existentes aquí.

 Uno de los costos de mayor incidencia en los sectores productivos del país, añadió, es la energía eléctrica, con un  precio de 22 centavos de dólar el quilovatio-hora.

Resaltó también que además de la carestía de la energía eléctrica, la industria es afectada por la inestabilidad de esta.

Igualmente citó el financiamiento, cuyas tasas de interés sobrepasan el 30%. 

Otros elementos de costos que, según entiende,  inquietan a los industriales, son la comisión cambiaria, elevada a finales del pasado año de 10% a 13% y el pago de aranceles para las maquinarias y materias primas.