POR LEONORA RAMÍREZ S.
Mercedes Frías, la diputada del Parlamento italiano que representa a la diáspora dominicana y que ha escalado posiciones políticas importantes por su defensa de las minorías, exhortó al gobierno que propicie acuerdos con  los países receptores de inmigrantes dominicanos, que les permita revalidar sus títulos universitarios para que puedan tener acceso a mejores condiciones laborales.

Ella  parte de su experiencia. Cuando llegó a Italia en la década de 1990, e inició  las primeras gestiones para conseguir empleo, la catalogaron de analfabeta pese a que tenía una licenciatura en geografía de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).

“En Italia no hay ningún tipo de reconocimiento para los títulos de estudio, tú puedes tener 10 mil diplomas y es como si fueras analfabeta, pero con  los países que han hecho acuerdos obviamente la situación es distinta”.

Pero las limitaciones alcanzan también el área de los negocios, pues si los extranjeros en Italia no adquieren la nacionalidad no pueden tener participación en sociedades económicas, aunque sea para instalar un pequeño centro de llamadas.

Aunque no lo dice con resentimiento, porque sabe hasta donde llega la idiosincrasia dominicana con sus complejos de Guacanagarix, Frías resaltó que lo ideal sería que sus compatriotas tengan en  otras tierras los mismos privilegios que reciben los extranjeros que llegan a la República Dominicana.

“Italia es un país donde todavía la adquisición de la ciudadanía es muy importante para acceder a los servicios y al trabajo, sobre todo en el área del sector público, pero también a becas de intercambio con otras naciones de la Unión Europea.

“Desde el Parlamento hago lo que puedo para que se modifique esa situación, pero es positivo dar a conocer que el viernes de la semana pasada el ministro de Interior y Policía anunció un cambio en la Ley de Ciudadanía, y nosotros tenemos otras propuestas en el Congreso para facilitar el acceso a la misma, pero lo importante es que existan los acuerdos para que los inmigrantes se desarrollen y tengan una mejor calidad de vida”.

LA DISCRIMINACION EN EUROPA

Aunque desde el 28 de abril del 2006 Frías ocupa una curul en la Cámara de Diputados de Italia, en representación de la Refundación  Comunista, su llegada a esa instancia no es fruto de un cuento de hadas, porque ella, igual que miles de inmigrantes, tuvo que romper muchas barreras raciales que “por suerte no están enquistadas en todos los estamentos de la sociedad italiana”.

La diputada, oriunda de la comunidad de Guerra, perteneciente a la Provincia de Santo Domingo, es incapaz de afirmar que la discriminación se manifiesta de manera violenta en ese país, es decir, desde el punto de vista físico, pero consideró que es más perniciosa cuando es silente e institucional.

“Lamentablemente las sociedades europeas son clasistas, y eso se puede verificar desde la población carcelaria, pues es mucho más fácil que un negro, más que un blanco, termine en prisión por haber cometido la misma infracción.

“Además, el discurso racista aumenta, no solamente por el impacto de la migración, sino porque se trata de buscar en estos grupos los chivos expiatorios de los problemas sociales”.

Pese a todo eso  nadie detiene la presencia de los inmigrantes en las naciones más desarrolladas, porque hay un desequilibrio económico en el mundo y la gente se mueve hacia las zonas donde se produce la riqueza, expresó Frías.

Inevitablemente hay que preguntarle sobre las causas de los flujos migratorios en el contexto de la responsabilidad que tienen los países ricos, y a la diputada no le tiembla el pulso para responder, “claro que son responsables, y basta con estudiar la historia colonial nuestra y de otros países que, si bien adquirieron su independencia política, no así la autonomía económica que impedirían que sigan atados.

“Y en el presente, las economías de muchos países han sido destruidas por la política agrícola europea,  por los subsidios que se ofrecen a los campesinos”.

Al cuestionarla sobre el papel que juega la Organización Mundial del Comercio (OMC) en ese escenario no le quedó más que reír a carcajadas, pero después afirmó que “pequeños proyectos de la maldicha ayuda dirigida al tercer mundo no pueden impedir que la gente se muere de hambre”.

RD VISTA POR SUS OJOS

Frías nunca ha estado desligada de la realidad dominicana. Demasiados lazos familiares, colores y olores que la unen a esta tierra como para darle la espalda a sus procesos.

Esta mujer, para quien el feminismo debe seguir vigente mientras existan las discriminaciones, ve con sorpresa y vergüenza que los congresistas dominicanos hayan aprobado un Código Penal que penaliza el aborto en todas sus manifestaciones, pero que despenaliza la violación de menores si el agresor se casa con la víctima.

“No tengo palabras…el Presidente Leonel Fernández no debe promulgar eso, y las mujeres deben movilizarse para impedir eso. El aborto está despenalizado porque nadie quisiera interrumpir un embarazo, pero mantener esas trabas ahistóricas lo que hace es incrementar los casos de aborto.

“El problema de penalizar la interrupción voluntaria del embarazo es que promueve la clandestinidad y pone en riesgo la vida de muchas mujeres. Cuando se hace un trabajo de despenalización éste debe ir acompañado de otros instrumentos que favorezcan el acceso a las medidas anticonceptivas, y está demostrado que en los países que han hecho esto se ha reducido el aborto”.

A Frías también le resulta patético que se les quiten las sanciones a los violadores que se casan con sus víctimas, porque a su juicio nadie puede tocar el cuerpo de una mujer si ésta no quiere, “definitivamente pienso que la aprobación de esa ley tiene que ver con una enraizada cultura machista ”.

En el contexto de la cultura política entiende que el país debe superar el clientelismo, que las élites intelectuales deben asumir un rol importante en ese sentido, y que se debe pasar del discurso a la práctica.

“El Estado tiene el deber de ofrecer servicios, y cada dominicano tiene que entender que es un asunto de derechos, no de dádivas. Que a cada cambio de gobierno  no debe sentirse amenazado porque perderá su empleo”.

Al preguntársele si en el Parlamento italiano el “hombre del maletín” (la figura del corruptor dominicano) encuentra a quien sobornar, dijo que en ese país las cosas no funcionan así, pues aunque pueden existir intereses, grupos de presión, no se paga por la aprobación de una Ley.

“En lo que respecta a la República Dominicana todo es parte de un sistema en el que eso puede ocurrir, y la noción de Estado, gobierno, bien común, tiene todavía que enraizarse, hay gente que todavía piensa llegar al Estado es solamente para conseguir dinero”.

DOMINICANOS ESTEREOTIPADOS

Frías no quisiera que los dominicanos residentes en Italia tengan en sus espaldas los estereotipos de prostitución y tráfico de drogas, pero lamentablemente hay un grupo, que considera pequeño, que se dedica a esas actividades.

Igualmente lamenta que sus connacionales copen los espacios de los medios de comunicación solamente cuando están involucrados en hechos negativos, como la violación de una adolescente de 13 años, por parte de tres jóvenes dominicanos de 15 años.

Pero la comunidad dominicana en Italia enfrenta otros problemas de carácter sociológico, y que tienen que ver con el choque cultural, explicó Frías, quien fue regidora del ayuntamiento de Toscana.

“La mayor parte de los inmigrantes en Italia son mujeres que se llevan sus maridos e hijos, y como el tipo de trabajo que hay es fundamentalmente doméstico, y el macho dominicano difícilmente se va a limpiar en una casa, como  hacen  otros inmigrantes, entonces están creciendo algunas plagas como el alcohol, algunos se quieren pasar de listos y se ponen a hacer tonterías con las drogas y entonces van a la justicia.

“Las mujeres son muy trabajadores, el problema es que por eso ni siquiera pueden atender a sus hijos, entonces va creciendo ese grupo de muchachos  que no se adapta y en consecuencia se les escapan de las manos”.

Son problemas sociales de mucho carácter, expresó al destacar que los mismos aparecen cuando se entra en un ambiente que es hostil por las discriminaciones,  a parte de hay gente que quiere resolverlo todo en un solo día.