Los abogados de la esposa del asesinado empresario arenero José Castro pidieron ayer al fiscal de San Cristóbal, Roberto Faxas, declarar nulos los interrogatorios practicados en la Policía a su defendida, a sus hijos y a la doméstica, ya que se hicieron sin la presencia de un ayudante del fiscal, ni de sus representantes legales, en violación a la resolución 1920 de la Suprema Corte de Justicia.

La instancia fue depositada por ante el fiscal Faxas por Domingo Porfirio Rojas Nina, Dámaso Mateo, Pura Tamarez y José Tamarez, de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).

Con relación a la muerte de Castro, ocurrida la semana pasada, se encuentran en prisión Mirian Brito Martínez, dos de sus hijos, cuyos nombres se omiten por razones legales, y la doméstica Deidania González Jiménez.

Faxas decidirá la tipificación del expediente.

Brito Martínez, al ser interrogada en la fiscalía de San Cristóbal, declaró que no tuvo ninguna participación en el asesinato de su marido y que desconocía que la doméstica fuera a matar a su esposo.

No obstante, admitió que Castro era un hombre sumamente violento.

Narró que en una ocasión Castro le apuntó a ella con un arma y que su hijo de 15 años intervino, razón por la cual agarró al menor, lo introdujo en una zanja desnudo y le tapó la cabeza con tierra.

«Mi hijo de 16 años fue a la Policía y dijo lo que estaba pasando en la casa y la respuesta fue que no podían acudir en su auxilio porque estaban en las actividades conmemorativas de la Constitución de la República, el seis de noviembre pasado», señaló.

Corroboró que Castro violaba a las domésticas que contrataba, por lo que decidió quedarse sin servicio, hasta que llegó Deidana, que fue llevada por Castro.

Asimismo, Brito dijo que teme por su vida y la de sus hijos, ya que los familiares de Castro han mostrado una actitud amenazante hacia ellos.

«Ellos dicen que mis dos hijos mayores son unos asesinos, por lo que pido a las autoridades la protección necesaria», precisó.

Narró las múltiples ocasiones en que pidió ayuda a las autoridades cuando tanto sus hijos como ella eran agredidos por Castro.

«Yo busqué ayuda aquí, en Santiago, en Santo Domingo, en el Departamento de Protección de la Mujer, pero me daban las órdenes de arresto, pero cuando llegaba a la policía en vez de buscarlo, le decían lo que estaba pasando para que él se pusiera en alerta,» manifestó.

Dijo que en una ocasión el fiscal de San Cristóbal le dio una orden de arresto en contra de Castro, la cual entregó personalmente al entonces comandante del destacamento policial de esa jurisdicción, coronel Uribe, pero que éste no le dio seguimiento.