La Academia de Ciencias solicitó la realización de una auditoría ambiental a los proyectos de explotación de níquel y otros metales en cuatro lomas que ejecuta desde hace 40 años la Falcombridge o Xstrata Nickel y donde no ha recuperado ni el 25 por ciento de los terrenos minados.
Se trata de los yacimientos de níquel de las lomas La Peguera y El Verde, a ambos lados del río Yuna a su paso por Bonao (provincia Monseñor Nouel), y las lomas Ortega y Pontón en La Vega (al pie de monte de la Cordillera Central).
Detalla que en la loma La Peguera, donde Falconbridge tiene sus instalaciones centrales y donde inició sus operaciones a comienzos de la década de 19 70, ha transformado totalmente el relieve natural de esta formación orográfica, con cortes que van desde la base septentrional hasta el mismo firme de la montaña, creando la mayor extensión de suelo minado que aún permanece expuesto a la intemperie.
Indica que los intentos de revegetación de esa zona son prácticamente insignificantes y ni siquiera se aproximan a una cuarta parte del área minada.
La Academia apunta que se repite el mismo escenario en las lomas El Verde, Ortega y Pontón, donde la Falconbrigde ha dejado una extensa huella ecológica en la base y el firme de esas formaciones montañosas y que cuando cierre sus operaciones, la República Dominicana tendrá que esperar cientos y quizás miles de años para recomponer su equilibrio ecológico.
Lo cierto de todo ello es el drama indescriptible de la desolación, las montañas de escombros, los cortes, los bancos, las barreras, los canales de desviación, los muros, las lagunas de decantación, los deslizamientos, la heterogeneidad de los sondeos y la red intrincada de caminos mineros que exhibe esta empresa, apunta la Academia de Ciencias.
Critica que 40 años de explotación es tiempo más que suficiente para observar en el terreno de la práctica, la conducta y los incumplimientos de una empresa que, por lo que se puede apreciar, dedica apenas una porción mínima de los recursos generados con el beneficiado del níquel y metales asociados, para remediar los impactos causados.
Apunta que además de la baja recuperación de zonas minadas, los pocos ensayos emprendidos para recomponer el bosque eliminado son tan pobres que en la mayoría de los casos se trata del monocultivo de especies como casuarinas, acacias, pinos, y en el mejor de los casos se incluyen dos o tres especies nativas, que jamás se equiparan con la heterogeneidad y diversidad florística de las masas forestales originales o preexistentes a la minería a cielo abierto.
Loma Miranda. La Academia de Ciencias advierte que en estas condiciones la Xstrata Nickel solicita la apertura de una nueva mina en Loma Miranda, un espacio mucho más rico en biodiversidad, en representatividad de ecosistemas, recursos hídricos y valores paisajísticos muy superiores a todos los frentes de mina abiertos en las cuatro montañas antes descritas.
Siendo el fracaso de la restauración ecosistémica el aval que exhibe esta empresa en las áreas intervenidas durante cuatro décadas, ¿con cuál moral puede presentarse para convencer al país de que ahora sería distinto?, cuestiona.
Por tanto la Academia de Ciencias plantea a la sociedad, al Congreso y al Ministerio de Medio Ambiente la realización de una auditoría ambiental que refleje la capacidad de la Falconbridge para saldar el pasivo ambiental acumulado durante los 40 años que lleva explotando las lomas Peguera, El Verde, Ortega y Pontón, a fin de identificar los recursos necesarios para mitigar su huella ecológica, so pena de que República Dominicana reviva la dolorosa experiencia del daño irreparable que dejaron la Alcoa Exploration Company en la Sierra de Baoruco y la Rosario Dominicana en Pueblo Viejo.