LA HABANA (EFE).- Un grupo de «damas de blanco», esposas de disidentes cubanos presos, concluyeron ayer una insólita marcha con la entrega de una carta en la sede del Gobierno pidiendo amnistía «inmediata e incondicional» para los presos políticos.

   Una docena de esposas de disidentes acudió al Consejo de Estado, en la Plaza de la Revolución, para entregar su petición, tras haber realizado un inusual recorrido a pie por La Habana desde el domicilio de una de ellas.

   El punto de partida fue la casa de Laura Pollán, esposa de Héctor Maseda, condenado a 20 años de cárcel, desde donde comenzaron una marcha de cerca de media hora por las calles de La Habana hasta llegar al Consejo de Estado.

   Pollán y Elsa Morejón, esposa de Oscar Elías Biscet, condenado a 25 años en la primavera de 2003, fueron recibidas en el Consejo de Estado por el jefe del Departamento de Atención a la Población, René Montes de Oca.

   «Le explicamos que veníamos en nombre de todos los prisioneros no sólo de conciencia sino también de los políticos, y que vinimos porque la Asamblea Nacional no nos había dado respuesta a anteriores peticiones ciudadanas», explicó Morejón a la prensa.

   «Quedaron en darnos respuesta, pero no nos dijeron cuándo», añadió y mostró la copia de la carta con el cuño de recepción. «Tenemos esperanza porque tenemos fe en Dios y esos hombres son inocentes y creo que el apoyo de la comunidad internacional es importante, tanto como la petición ciudadana del pueblo que está pidiendo su liberación», insistió Morejón. La carta que entregaron fue suscrita por 1.043 ciudadanos y respaldada con las 25.000 firmas que avalaron el «Proyecto Varela», una iniciativa de la oposición democristiana que pide reformas democráticas y la amnistía de los presos políticos, según indicaron las mujeres.

   «La amnistía que pedimos será un paso justo hacia estos prisioneros y hacia todo el pueblo, que anhela que en Cuba se abra una nueva etapa de reconciliación para que todos puedan participar con todos los derechos en la construcción del futuro de nuestro país», señala el texto.

   La carta, dirigida a la Asamblea Nacional del Poder Popular (Parlamento cubano), demanda la liberación de «todos los detenidos, sancionados o encarcelados por su actuación pacífica disidente o de oposición al Gobierno».

   Las esposas, que en marzo y julio del pasado año presentaron solicitudes similares ante el Parlamento cubano sin éxito, confían en que este tipo de movilizaciones termine por arrojar resultados.

   «Creo que va a servir para algo porque esto le va a demostrar al Gobierno que las esposas y familiares seguimos luchando por la libertad de ellos», dijo a EFE Laura Pollán.

   «Estamos demostrando al mundo que nosotras no estamos con los brazos cruzados, que dentro de Cuba, a pesar de las condiciones que tenemos, seguimos luchando», añadió.

   Pollán recordó que en dos ocasiones anteriores se habían dirigido al Parlamento con similares peticiones pero «nunca nos han respondido» y «es por eso que decidimos venir hasta aquí porque son ellos quienes tienen que resolver la situación de nuestros esposos».

   Loyda Valdés, esposa de Alfredo Felipe, condenado a 26 años de prisión, se quejó de «desatención» y manifestó que «hemos agotado todos los recursos por eso estamos haciendo este acto de dignidad, para pedir la excarcelación de hombres pacíficos e inocentes».

   «Llevamos dos años en estos esfuerzos que asumimos dignamente», recalcó.

   Este tipo de movilizaciones comenzaron tras las severas condenas impuestas a 75 disidentes en la primavera de 2003, cuando las esposas de los opositores comenzaron a demandar su libertad y se ganaron el sobrenombre de «damas de blanco» por el color de su vestimenta.

   En el último año, el gobierno cubano ha liberado a 14 disidentes del «Grupo de los 75» con licencias extra-penales por motivos de salud.

   Entre los excarcelados figuran el periodista y escritor Raúl Rivero, el economista Oscar Espinosa Chepe, y la disidente Marta Beatriz Roque, la única mujer del grupo que fue condenada.