Piden medidas para recuperar ZF

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POR ALEIDA PLASENCIA
La República Dominicana debe transitar una nueva etapa  en el desarrollo de las zonas francas, estableciendo   un programa de fomento a la producción de ropa dirigido al mercado local y exonerándolas del impuesto al combustible,   según  los empresarios Fernando Capellán y Arturo Peguero.

 En ponencias por separado en el encuentro  titulado “Realidad de las Zonas Francas: Alternativas Posibles”,  auspiciado por la Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios (ANJE), Capellán y Peguero coincidieron en que este es el momento de relanzar una estrategia  de las zonas franca del país para transitar una nueva etapa  del crecimiento competitivo y sustentable.   Capellán, presidente de la Asociación Dominicana de Zonas Francas  (ADOZONA), sostuvo que debe lograrse la inserción activa de las zonas francas en la economía global y la era del conocimiento.

 El encuentro donde hablaron Capellán y Peguero se llevó a cabo en Santiago ayer.    Capellán consideró que  el futuro de las zonas francas es hoy y  hay que reconvertir el país para volver a ser competitivo.

 Peguero, ex presidente de ADOZONA, propuso específicamente, establecer un programa de fomento a la producción de ropa, dirigido al mercado local aprovechando las disposiciones de la Ley 56-07 que declara de prioridad nacional  la actividad textil-ropa.

Igualmente sugirió exoneración del impuesto al combustible para uso industrial, propuesta contenida  en los proyectos de Ley de Competitividad Industrial y de Zona Franca (principio de no exportación de impuesto).

Iván   Reynoso

En el mismo escenario pronunció un discurso también Iván   Reynoso, director ejecutivo de la Cámara de Comercio y Producción de Santiago, en el que puso énfasis en la pérdida de contratos y de empleos en las zonas francas del país, lo que, según él, ha incidido en el deterioro de la calidad de vida.

Reynoso se quejó de la pérdida de competitividad del país en el transporte marítimo de carga, servicio que sigue siendo deficiente.

Calificó la tasa de cambio como la “mala palabra”  del  exportador.

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