Los directivos de la Asociación de Representantes, Agentes y Productores Farmacéuticos (ARAPF) trabaja junto al Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social en un reglamento para los medicamentos de venta libre llamados OTC, aquellos que no requieren de autorización médica por su probada eficacia y seguridad de consumo.
El Vicepresidente ejecutivo, Juan Miguel Madera, dijo que los OTC son medicamentos que se pueden vender en locales comerciales que no sean farmacias, como supermercados, colmados, entre otros, donde el cliente no requiere una receta médica para su compra.

Indicó que ya existe un borrador del listado de medicamentos y de la normativa para la comercialización de estos medicamentos.
Expuso que a través de la Dirección General de Alimentos Medicamentos y Productos Sanitarios (Digemaps) trabajan para buscar los requerimientos que debe tener el manejo de los OTC en este tipo de establecimientos.

El presidente de la entidad, Henry Suárez Ruiz, explicó que el año pasado fue elaborada una lista de medicamentos de venta libre por el ministerio. “El objetivo de contar con los mismos es poder aliviar la carga del sistema de salud y que para un dolor de cabeza o una fiebre, no necesariamente la persona debe ir a una emergencia o donde un médico, que le cuesta al Estado y al sistema. Esto permitirá que las personas acudan a un establecimiento a tratar estos temas menores”, expresó.

El directivo de la entidad, Jordi Manelic Gassó, resaltó que hace muchos años que en el país se permite la venta de OTC en establecimientos que no son farmacias, pero lo que se busca es regular esto.

Madera agregó que son alrededor de 200 medicamentos o sustancias que se pueden vender libremente, algunas son como analgésico, antigripales, productos gástricos, de uso antimicótico, de uso tópico, entre otros, que no requieren de prescripción médica.

Expuso que estos medicamentos deben estar regulados porque tienen más de 50 años vendiéndose de forma libre.

Los medicamentos OTC son utilizados, conforme a las regulaciones del sistema nacional de salud, por los consumidores bajo su propia iniciativa y responsabilidad para prevenir, aliviar o tratar síntomas o enfermedades leves. Su uso debe ser seguro en la forma, las condiciones y las dosis.

Los consumidores pueden tratar más problemas de salud cotidianos sin los costos que generan para el sistema de salud establecido al no tener que acudir a centros médicos para tener acceso a ellos. Esto ahorra costos extra al sistema, explica ARAPF.