GINEBRA,  (AFP) – Los expertos encargados por las Naciones Unidas de investigar las violaciones de libertades en determinados países, como Cuba, fueron duramente cuestionados ayer martes en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, mal presagio para su integración en el nuevo organismo.

 «La farsa está a punto de terminar», exclamó el embajador cubano, Juan Antonio Fernández Palacios, después de que la jurista francesa Christine Chanet, cansada de batallar con las autoridades del régimen, sugiriera que se pusiera fin a su misión.  En caso de no lograr eliminar a los relatores, sus detractores piden que se les someta a un puntilloso código de conducta, lo que según los países más comprometidos con la causa y las organizaciones de derechos humanos supondría amordazarlos.

 Antes de Cuba fue el turno del informe del relator especial sobre Belarús, Adrian Severin, quien también recibió ataques por países árabes y no alineados, y por el propio embajador cubano Fernández Palacios, que lo tachó de «agitador político».

 Estas críticas tienen lugar cuando el Consejo tiene que aprobar en los cuatro próximos días su reglamento.