Pintor aleja niños de los vicios con arte y música

Pintor aleja niños de los vicios con arte y música

El artista plástico José Peña Jiménez es el vivo ejemplo de que las limitaciones cuando se ven no como escollos, sino como estímulos para crecer, fortalecen el carácter y dan resultados como los que exhibe. Pasó de “guachimán” a vender obras bien valoradas por la crítica, por eso, agradecido, ayuda a otros a alcanzar sus metas.

En el ensanche Ozama, donde vive, ha encontrado niños de escasos recursos interesados en la pintura a los que impulsa a avanzar y ayuda con clases gratis, como una forma de pagar lo que la vida le ha dado y lamenta no tener los fondos para abrir una escuela de música, su otra pasión.

Debe conformarse ahora con dar clases con los pocos instrumentos que tiene, incluida la guitarra que toca y con la que compone y agradece a la vida que sus tres hijas, de 18, 15 y 12 años y el varón de cinco también estén inclinados a ese arte.

“Con esto es posible mantener a los muchachos alejados de los vicios y de otras cosas que hacen daño, que destruyen”, afirma.

A los 18 años llegó a la capital desde Polo, Barahona, a concluir los estudios secundarios y a empezar los universitarios.

Para lograrlo se “enganchó” a la guardia, después de cuatro años renuncia y empieza a trabajar como seguridad o “guachimán”, con escaso tiempo para la pintura, porque esa labor le consumía tiempo y energías.

Después de mucho pasar trabajo, como hace constar, la compañía lo envía a dar servicios al Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones (Indotel). Allí tiene más tiempo para dibujar y vuelve a entusiasmarse.

“Un día me vio el gerente administrativo Juan Daniel Balcácer y me preguntó si estudiaba artes, le dije que no y me respondió pues desde ahora irás a Bellas Artes”. Cuenta que allí permaneció por cuatro años y empezó a ver los frutos de su dedicación.

Su talento se reforzó con el conocimiento y sus pinturas empezaron a venderse, lo que alivió su situación económica y la de su familia de seis miembros.

Empezó a exponer en colectivas y luego de forma individual y sonríe al recordar que no pensaba quesus cuadros tendrían tan buena acogida. Sin embargo, no renuncia a su trabajo como seguridad, pero aclara que no es porque tenga miedo a fracasar como pintor.

Incluso, expresa, podría tener un mercado seguro entre los compradores de cuadros al por mayor a un mísero precio, quienes los revenden hasta cuatro veces más caros.

Insta a los niños y adolescentes a seguir sus sueños, a perfeccionarse en lo que les gusta y para dar ejemplo dice que estudiará Derecho y continuará con las exposiciones, la pintura y los retratos.

Quiere dar a otros la ayuda que le dieron y cita a José Rafael Vargas, expresidente del Indotel, a Joelle Exarhakos y a Oscar Melgen.

 

 

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