En las avenidas y sitios de la  ciudad de Santiago, corazón del Cibao, se pueden observar  esculturas de metal, que presentan,  principalmente, las tradicionales figuras carnavalescas y la pintoresca costumbre del carruaje santiagués, además de una escultura  con un prócer de nuestro país.

  Iniciamos el recorrido de hoy en  la avenida Duarte, y al llegar a la entrada de la Hoya del Caimito, encontramos una “rotonda” ovalada cuyos laterales tienen cuatro escalinatas con tres peldaños de mármol. Está bordeada por muros cuyas bases son bloques del mismo material y ladrillos que presentan arriba, incrustados, farolitos. La embellecen también las jardineras que se aprecian a los lados, principalmente con matas de palmas  cuyas ramas se abren en forma circular.

   En el centro de la rotonda hay unas curiosas esculturas en metal con una de las figuras más representativas del carnaval cibaeño: la conocida marchanta montada en su burro con árganas a los lados y con su ancho sombrero.

   En la misma vía, frente al Palacio Municipal, se puede observar una especie de plazoleta de forma triangular, bordeada por muros de piedra tallada y una alta entrada cuya escalinata  de mármol tiene seis peldaños a través de los cuales se llega al centro donde, sobre un alto pedestal redondo, se encuentra la estatua en metal de cuerpo entero de Juan Pablo Duarte,  padre de la patria, rodeada por jardineras con preciosas  flores anaranjadas con pintas, que deben ser muy poco comunes en el país.

   Así mismo, si llega al pie del monumento dedicado a los Héroes de la Restauración, puede  apreciar esculturas de  personajes carnavalescos, y figuras  que representan una  característica de  las costumbres santiagueras: el tradicional coche de paseo tirado por un caballo, con su capota recogida atrás, el cual va guiado por el cochero, que lleva a dos pasajeros, algo todavía típico de esta ciudad. 

   Sin embargo, es un curioso bulevar cuyas principales esculturas de metal son las carnavalescas. Éste es un grupo de figuras que comienza formado por los  célebres personajes:  lechones y pepines, de  La Joya, ambas con sus caretas que se identifican por tener sus altos cuernos y el palo con sus vejigas de golpear, como también la “Roba la gallina” y la marchanta, que transita a pie con su canasta en la cabeza  etcétera, y otros detalles representativos de la cultura santiagués.