Pirámide invertida

Pirámide invertida

La pirámide invertida es una técnica que introdujo Associated Press a mediados de siglo XIX y consiste en enseñar a elaborar noticias resaltando los datos más relevantes de un acontecimiento noticioso en el inicio de su relato. El sistema de triángulo al revés, como también se le llama, sugiere el orden descendente en la distribución de los datos, es decir, lo más importante delante y lo menos importante al final.

Al pedagogo checoslovaco Joann Amós Comeniuis (Komensky) se le atribuye, dos siglos antes de que la Associated Press introdujera la pirámide invertida como técnica redaccional, haber explicado en su Didáctica Magna (1657) que para responder a un acontecimiento de forma general sólo hay que presentar el qué, cuál y por qué.

Agrega que a estos elementos se les pueden añadir el quién, de dónde y cuándo. Dice Rivadeneira Prada que ese esquema, parecido al introducido por Melvilla Stone de Associated Press, lleva a la presunción de que la idea de Komensky sirvió de modelo original. Y que en tal sentido Melville Stone sólo hizo reforzar eficazmente y adaptar al periodismo lo que ya se había conocido dos siglos antes.

De todos modos hay que resaltar el aporte hecho por la agencia de prensa norteamericana referida más arriba, porque desde mediados de siglo XIX la pirámide invertida ha sido la técnica de redacción de noticia por excelencia en los periódicos diarios del mundo (inclusive en diferentes lenguas) y posteriormente en noticiarios de medios electrónicos, los cuales se han caracterizado por la construcción de párrafos cortos.

Conforme a la pirámide invertida las partes de la estructura de la noticia son: título, entrada y cuerpo. El título es una entrada resumida o condensación de la entrada y esta última es la parte más importante de la noticia, porque en ella se encuentra el meollo de cualquier acontecimiento noticioso. Es decir, las tradicionales cinco preguntas periodísticas: qué, quién, cuándo, cómo y dónde. Estos datos son suficientes para responder satisfactoriamente a cualquier hecho noticioso. Lo demás: se trata de detalles progresivamente menores que atañen al cuerpo de la noticia.

La redacción de noticias de pirámide invertida se vale de un conjunto de normas estilísticas que resultan altamente pedagógicas, lo que ha contribuido a su vigencia durante tanto tiempo. No es recomendable redactar noticia en base a pirámide normal, porque sería empezar la difusión del acontecimiento con datos intrascendentes y esta forma sólo ha dado resultado en obras literarias y artísticas, donde la esencia se deja para el final de las mismas, como en efecto ocurre en el cuento, la novela y la cinematografía en sentido general.

En la década del 60 hubo un movimiento en Estados Unidos de jóvenes literatos vinculados al periodismo (pero que no eran periodistas) que declinaban el estilo seco y rígido que impone la supuesta objetividad de la pirámide invertida, para introducir juicios de valor y recursos literarios, tales como metáforas e imágenes. Pero apelar a opiniones (aunque en menor medida) y a recursos literarios sólo resultó exitoso en trabajos que se inscriben en el género explicativo o interpretativo (que es una especie de híbrida entre la información y la opinión), de forma muy particular en semblanza, crónica y reportaje. En estos trabajos, efectivamente, se puede hacer una combinación de pirámide normal con pirámide invertida, a lo que ha venido en llamarse sistema bipiramidal.

Para la redacción de noticia, sin embargo, no ha habido innovaciones y pese a que algunos críticos locales atribuyen desfase a la pirámide invertida (quizás por la durabilidad de su vigencia), lo mejor que harían es presentar un sistema redaccional más idóneo, logro que no han podido alcanzar comunicólogos y verdaderos estudiosos de la comunicación social en el ámbito mundial, que han encontrado múltiples hallazgos en teoría de la comunicación, en la manipulación informativa, el desequilibrio entre las naciones desarrolladas y los países en vía de desarrollo, el papel de las agencias internacionales y las ventajas y desventajas de las nuevas tecnologías, para sólo citar algunos temas.

Lo penoso del caso es que muchos de los «comunicadores» que formulan condena a la técnica de la pirámide invertida son personas cuyos aportes se desconocen, porque no escriben en periódicos ni revistas ni intervienen en los medios electrónicos. Son comunicadores que no comunican.

Hay algunos redactores de noticia de pirámide invertida que se le podría reprochar el carácter repetitivo de algunos verbos manoseados que evidentemente expresan pobreza en el lenguaje, tales como dijo, señaló, apunto, explicó, añadió, etc., pero si se emplean con propiedad y en el marco de una correcta construcción gramatical (buena sintaxis) nada tiene de malo. Inclusive esos verbos se usan para iniciar párrafos, haciendo la función de sujetos, y es una forma correcta.

El orden descendente en la redacción de noticia, sugerido por la pirámide invertida, sigue siendo la forma ideal en los grandes diarios y noticiarios televisivos y radiofónicos a nivel mundial. Y quien se oponga a este sistema, alegando tener una mejor fórmula, que «tire la primera piedra», porque sería un aporte y tema de debate, en el cual el autor de este artículo gustosamente participaría.

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