Pirineos Atlánticos, un tesoro para descubrir

Pirineos Atlánticos, un tesoro para descubrir

A lo largo de los siglos, esta zona fue el escenario de batallas casi mitológicas,  de proezas heroicas, de gloriosas derrotas,  y también, del duro y rutinario trabajo de los pastores, del esforzado paso de los peregrinos y de la arriesgada labor de los contrabandistas.

Las altas cumbres de los Pirineos van disminuyendo paulatinamente de este a oeste, desde la muga de Aragón hasta la cornisa cantábrica. El clima continental se transforma en atlántico, con lo que también el paisaje se transforma: las escarpadas cimas se dulcifican a medida que se aproximan al Valle de Baztán y al mar.

Son tres los itinerarios que recomendamos: el del Valle de Baztán,  el que recorre el Bidasoa y el que abarca las tierras de Malerreka.  Todos los pueblos merecen ser visitados por el colorido y aspecto de sus casas, generalmente con tejado a dos aguas y  fachada perpendicular al caballete del techo,  que suele ser grande y lucir un gran alero para proteger del aire y la lluvia las balconadas de madera que recorren la fachada. La puerta típica es de arco, a veces doble, y de zaguán.

VALLE DE BAZTÁN

El primer pueblo baztanés es Almandoz, pero para tener una idea más perfecta de la organización del valle, lo mejor es llegar al mirador del Baztán, ubicado en la carretera que une las villas de Berroeta, Aniz y Ziga. Desde el mirador, el valle se extiende rodeado de montañas y salpicado de caseríos.

Una de las características más interesantes del valle es la gran cantidad de torres medievales y palacios renacentistas y barrocos que atesora, algunos levantados por indianos o por servidores navarros de la Corte de Madrid. Después de Ziga, en Irurita, nos encontramos precisamente con una torre medieval, la de Dorrea, del siglo XV,  y en la plaza, con el palacio de Casa Torre. Relativamente cerca de Irurita está Elizondo, la capital del valle, un bello lugar tranquilo atravesado por el río Baztán.

Abundan aquí las casas señoriales y palaciegas, pero no hay que dejar de ver la estructura barroca de Arizkunenea, hoy Casa de Cultura,  y el edificio porticado del Ayuntamiento. Junto al río, en la casa llamada Puriosenea, se ha instalado el Museo Etnográfico Jorge Oteiza. Si seguimos adelante, otra torre medieval, la de Bergara, muestra el desvío hacia Arizkun, notable por su iglesia porticada, sus casonas, el Convento de Nuestra Señora de los Ángeles y el gran palacio Iturraldea, de enorme alero tallado.

En el lado opuesto del pueblo se halla la torre Ursúa. Al lado del barrio de Bozate se halla la Casa Museo Gorrienea.

ERRATZU Y AMAIUR

Uno de los pueblos que merece la pena no perderse es el de Erratzu, desde donde se puede llegar a las cascadas de  Xorroxin, nacimiento del río Bidasoa; pero también hay que destacar Amaiur, último reducto de los defensores de la independencia del reino navarro entre 1521 y 1522.

En este último merecen destacarse los palacios de Arretxea y casa Arrigada, del siglo XVI y el palacio de Borda, del siglo XVIII. Los últimos pueblos antes de llegar a Francia son Urdax y Zugarramurdi, que forman la región transfronteriza de Xareta, junto a los franceses de Ainhoa y Sare.

Urdax tiene una atmósfera muy especial, con su monasterio de San Salvador y el molino. En cuanto a Zugarramurdi, es famoso por sus cuevas, donde supuestamente se organizaban aquelarres con brujas incluidas. La realidad era más simple y prosaica: se trataba de ancianas y pobres curanderas, tal vez algo extravagantes, que despertaron la ira de la Inquisición y, tras un proceso lleno de arbitrariedades, fueron llevadas a la hoguera.

Magnífica  muestra de la arquitectura rural

El río Baztán cambia su nombre por el de Bidasoa a la altura del parque natural del Señorío de Bértiz, en el valle del mismo nombre. El parque tiene unas 2.000 hectáreas de bosques de hayas y robles, así como un pequeño jardín botánico, con unas 120 especies de árboles y arbustos. En el  pasado siglo pasó por herencia al gobierno de Navarra.

Oieregui, Narbarte y Doneztebe son tres interesantes pueblos que marcan el principio de la ruta que nos llevará hasta Bera de Bidasoa. Doneztebe es un enclave ideal para visitar las tres regiones que comentamos por su situación geográfica, su belleza y su infraestructura hotelera.

La carretera se dirige hacia el norte, siguiendo el recorrido del río Bidasoa, donde nos conduce hasta Igantzi y Arantza.

Se trata de la comarca de las Cinco Villas. En la primera hay una iglesia gótico-renacentista y la casa-torre medieval de Aranibar.

Tras volver al Bidasoa, el siguiente desvío nos lleva a Etxalar, que tiene un magnífico caserío, una bella iglesia y uno de los cementerios más misteriosos de Navarra.

Nuestro siguiente destino es Lesaka, un espléndido conjunto urbano que es un modelo de cómo conservar vivo un estilo arquitectónico adaptado al medio. Torres medievales y grandes casonas de piedra nos llevan con la imaginación a siglos pasados. La última de las Cinco Villas es Bera, en la confluencia del Zia y el Bidasoa.

La vista del conjunto de la villa y la iglesia es muy sugerente y merecen contemplarse las pinturas murales del ayuntamiento barroco y la casa-palacio de Itzea.

LAS TIERRAS DE MALERREKA

Por este tercer recorrido llegaremos al valle de Santesteban  y a las tierras de Basaburúa Menor. La partida se sitúa en el citado Doneztebe, antigua capital de la región y actual centro comercial de importancia. A lo largo de la calle mayor, aparecen edificios de los siglos XVII y XVIII, a dos y cuatro aguas.

Al salir del pueblo nos dirigimos a Donamaría, población dividida en varios barrios y caseríos, con su poderosa torre de Jauregia, coronada con una interesante cubierta de madera.Tras pasar Urrotz con su plaza mayor y su iglesia del siglo XVI, accedemos al espacio natural de los embalses de Leurza.Los embalses, en un hermoso paisaje montañés, fueron construidos en 1920 y hace veinte años se constituyeron en espacio natural recreativo. Un bello camino alrededor de los lagos permite paseos muy estimulantes salpicados de merenderos y bosques de hayas.

Labaien, Beintza, Saldias, Eratsun y Ezkurra son pueblos llenos de encanto. Regresando hacia Doneztebe pasaremos por Zubieta, Ituren y Elgorriaga, todos con magníficas muestras de arquitectura rural.

Efe/ Reportajes

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