Ángelo Asencio, de solo seis años de edad, fue herido mortalmente mientras regresaba a su casa acompañado de sus padres, después de asistir a un culto religioso.
Dios mío, por qué permitiste que me llevaran a mi hijo!, exclamaba la madre Isaura Berroa junto al féretro en que lo sepultaron ayer tarde.
En una balacera previa con cuatro individuos resultó muerto también el sargento policial Lenin Danilo Hernández, al que despojaron de su arma y celulares.
Dios mío, ¿por qué permitiste que me llevaran a mi hijo?, inquiría Isaura Berroa, la madre de un niño de seis años de que perdió la vida después que delincuentes asesinaron a un sargento de la Policía en el sector Invivienda, en Santo Domingo Este.
Antes de la muerte del niño Ángel Adrián Asencio, cuatro hombres habían matado al sargento policial Lenin Danilo Hernández Vargas, a quien despojaron de su arma y de tres celulares.
La madre del menor relató que salían con su esposo del templo Luz en el Camino en el sector de Invivienda.
Esos delincuentes mataron a un Policía y uno de los tiros alcanzó a mi hijo. Es una familia evangélica.
Mientras Berroa, empleada de la Cámara de Cuentas, lloraba de manera inconsolable en el sector Simón Bolívar, sus dos hijos, de cuatro y dos años, miraban el cadáver de su hermanito en el féretro sin saber la dimensión de la tragedia.
El menor, quien era estudiante meritorio, cursaba el segundo curso en un centro educativo de San Isidro.
Los restos del niño fueron velados en la Sociedad de Socorro Mutuo del Simón Bolívar, barrio donde reside Juana Belén, abuela y dirigente comunitaria de la zona norte del Distrito Nacional, y fueron sepultados en medio de expresiones de dolor de familiares, de amigos y de vecinos en el cementerio Cristo Redentor.
Al padre del menor, Adriano Asencio, no le salía la voz de tanto llorar. Pedía justicia para los culpables de la muerte de su hijo. Se lamentaba de que no pudo hacer nada para evitar la muerte.
Contrario a la versión policial, la madre asegura que el hecho ocurrió pasadas las nueve de la noche.
Según la abuela Juana Belén, Ángel Adrián vivió con ella los primeros dos años en el sector de Simón Bolívar.
Era un niño inteligente, pues con seis años ya estaba en el segundo curso, dijo.
Los hechos. Un fiel de la iglesia evangélica relató que el niño gritó ay, me duele cuando se desplomaba al suelo, y la madre, interpretó que su vástago jugaba, se percató luego de que estaba empapado en sangre.
En ese momento nos dimos cuenta de que el niño había sido derribado por una bala, dijo Ángel Antonio Peña.
Otro dijo que los chiquillos corrían y los adultos iban detrás y que los maleantes les disparaon. A lo mejor pensaron que los iban a atacar, estaba oscuro. La muerte del menor conmoció al sector Simón Bolívar, en el Distrito Nacional, y al sector Invivienda, Santo Domingo Este. De los hombres que dispararon solo se sabe que viajaban en un carro Honda Civic.
Delincuencia Invivienda
1. En el sector de Invivienda, de Santo Domingo Este, hay mucha delincuencia. Ahí matan uno todos los días. El sector Los Invasores es un desastre, incluso hay puntos de drogas, dijo Ángel Antonio Peña.
2. En Invivienda, como en todo el país, hay mucha delincuencia, acotó otro residente.
¿Y los asesinos?
La Policía todavía no tiene datos sobre los responsables de la muerte del niño , donde cayó también abatido a tiros un sargento de esa institución y fue herida una joven que iba con el suboficial.
Señaló que también busca a quienes dispararon a un cabo policial en el ensanche Ozama. El agente está grave.
Se trata del sargento Lenin Danilo Hernández Vargas, el cabo Edwin Gabriel Bencosme Peguero y el niño Ángel Asencio Berroa, y la joven herida es Loly de León.
De acuerdo con la versión policial, Hernández Vargas habría sido sorprendido a las 10:00 de la noche del sábado por cuatro desconocidos que viajaban en un carro Honda Civic, cuando se encontraba junto a la joven Loly, en la calle Pedro A. Bobadilla, de Invivienda. no obstante, la familia dle niño afirma que el hecho ocurrió a las 9: 00 de la noche.
Los delincuentes, luego de despojar de su arma de reglamento al sargento, tres celulares y una cadena de oro, le dispararon, matándolo en el acto.
En su retirada volvieron a disparar, que fue cuando uno de los proyectiles hirió de muerte al menor en las proximidades, acompañado de su madre.
En tanto, que el cabo Bencosme Peguero murió por las heridas de balas disparadas por varios hombres que se desplazaban en una yipeta Honda CRV, quienes le dispararon cuando trataba de mediar en una riña entre dos haitianos en la calle Masonería esquina Bonaire, en el ensanche Ozama.
La Policía explicó que en ambos casos los agentes fueron despojados de sus armas de reglamento y ambos casos son analizados por la agentes de la Dirección Central de Investigaciones Criminales.