Pitot ayudaría a la CAASD

Pitot ayudaría a la CAASD

Pitot surge cuando salen noticias graves de accidentes de aviación. Muchos vuelos han perecido porque sus tubos pitot no funcionaban bien. ¿Cuál es el misterio de este tubo? ¿Qué lo hace tan poderoso para causar siniestros donde pierden la vida cientos de personas? Ejemplo, Air France 447, de Brasil a Francia. Si el lector viera un pitot, probablemente dudaría de su enorme influencia.

Henri Pitot inventó este instrumento al principio del siglo XVIII y posteriormente fue modificado a mediados del 1800 por Henry Darcy, ambos, científicos franceses. En su versión más sencilla el pitot es un tubito de unos 25 centímetros de largo y alrededor de un centímetro diámetro; está doblado en ángulo recto, los dos extremos del tubito permanecen abiertos o uno cerrado. Uno de los lados es más largo que el otro; un extremo tiene bordes redondeados o biselados. Estos simples instrumentos son usados en los laboratorios de mecánica de fluidos para medir velocidades de agua o gases.

Complementando la función de los pitots, está una ecuación sencilla desarrollada por Bernoulli que permite determinar la velocidad del fluido si conocemos las presiones estática y dinámica en un punto, los tubos pitot hacen este trabajo. En aviones, los pitots normalmente se colocan en bordes delanteros de las alas y/o en perpendiculares a la parte alta del fuselaje.

Las lecturas de los tubos son traducidas a velocidades y llevadas a los velocímetros que leen los pilotos cuando navegan. ¿Por qué es tan importante para un piloto de avión saber la velocidad a que vuela? Puesto que si la velocidad es muy lenta, no se desarrollan las fuerzas de sustentación del avión y cae, si es muy rápida el aparato puede sufrir daños estructurales, también fatales. Además, el ingeniero de vuelo la usa para determinar la posición del avión, aunque ahora los satélites hacen una determinación mucho más precisa y rápida.

En nuestro país, Pitot está llamado a jugar un papel importante. Tenemos agua pero no nos alcanza, la CAASD, para solo poner un ejemplo, tradicionalmente no sabe cuánta agua se pierde por fugas, todos estimamos que son cuantiosas, enormes pero no tenemos mediciones que soporten nuestros estimados. Cuando hay sequía, naturalmente, no tenemos agua pero cuando hay abundancia tampoco nos llega siempre, esto en las áreas más afluentes que en las menos o francamente pobres es peor o nunca llega

Corregir este problema que viene de años, requiere saber cuánta agua fluye por nuestras diferentes tuberías, cuánta llega a cada urbanización, barrio y calle, así como sus presiones, Pitot haría esto, en lo que se denomina una pitometría. Con ella se podrían hacer mapas que pondrían en relieve la situación del abastecimiento en Santo Domingo. Igualmente para las demás ciudades.

Una pitometría es ardua y costosa, molesta, precisa tesón, continuidad y apoyo del Gobierno central, no obstante, es el punto de partida para cualquier reingeniería, reparación o mejoramiento de los acueductos locales. Los pitots ofrecen la ventaja que requieren muy pequeñas perforaciones de las tuberías para introducirlos, en consecuencia, el sellado posterior es sencillo. El problema del agua no se va a resolver por sí solo, antes al contrario, con el paso del tiempo se agravará.

Si a lo precedente le agregamos cualquier modificación que se manifieste en la distribución de las lluvias por causa del cambio climático, como expliqué en conferencia del 2003 en la Academia de Ciencias de la República Dominicana, obviamente el problema se agudiza. Puede suceder que el total de milímetros permanezca invariable, pero si precipitan en la mitad de los meses, la mayor cantidad escurrirá rápidamente y se perderán en el mar u océano. Nuestras presas no tienen la capacidad de embalse suficiente para retener el agua que se requiere en los meses que no llovería. Si el total de lluvias anuales disminuye, las conclusiones son obvias.

El agua dulce es un recurso escaso, muy preciado, debemos tratarlo con el respeto que se merece. El lector sabe de su importancia y la confirma al leer que la NASA en sus sondas espaciales a planetas o satélites, no busca si hay oro, se interesa si hay o hubo agua; es la señal de que hubo o hay vida

 

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