Placer sexual con alcohol y drogas

Placer sexual con alcohol y drogas

El pais.Presentación de Estudio Masculinidades y Violencia de Genero, presentado por la investigadores Tahira Vargas, inta Profamilia.Hoy/Pablo Matos 13-11-2019

Las mezclas tienen que ver con la búsqueda de efectos distintos

La activación del placer sexual desde agentes externos es promovida por la sociedad de consumo para vender estimulantes sexuales, pastillas, alcohol y de forma más subyacente las drogas ilícitas.

En estudios realizados (Vargas/ONUSIDA/IDCP 2012) se muestra el estrecho vínculo entre alcohol-drogas y excitación sexual en los patrones sexuales de personas de distintos estratos sociales.

El nexo entre alcohol-drogas y sexo tiene matrices culturales. Nuestra sociedad promueve la comercialización del sexo desde la ambigüedad tabú-sensacionalismo. Esta desvinculación del carácter natural del sexo-placer facilita el consumo de sustancias como necesarias para la excitación y el goce. “Para tener sexo necesito tomar ron o algo más fuerte” (frase recurrente en estudios realizados)

Esta “necesidad” de algo más fuerte lleva al consumo de marihuana, cocaína o crack, sustancias que superen el efecto del alcohol o que se mezclen con el alcohol. Muchas personas que utilizan el alcohol mezclado con marihuana, cocaína o crack no se identifican como adictos/usuarios/as de drogas, su uso es de recreación ocasional o mayor excitación sexual en forma esporádica.

Las drogas se mezclan muchas veces con el alcohol o se mezclan entre sí. La mezcla alcohol-droga, alcohol-tabaco adquiere cada vez más fuerza con el uso de la “hookah”, en la que muchas veces se sustituye el agua por ron o por vino “La Fuerza”. Las mezclas tienen que ver con la búsqueda de efectos distintos o con “rendirlas” para bajar el costo del consumo generando nuevos efectos que repercuten en un mayor descontrol, inestabilidad emocional y riesgo.

La marihuana es la droga más consumida por su bajo precio y porque facilita la mezcla con otras drogas más fuerte como la cocaína y el crack. La heroína que tiene menor consumo, se mezcla también con la cocaína en esa combinación rendimiento y búsqueda de efectos más intensos y polarizados.

Nuestra niñez y adolescencia tiene fácil acceso a todas estas sustancias y mezclas, sobre todo al alcohol, tabaco y cigarrillo. Estas tres sustancias son la puerta de entrada a las adicciones y a las mezclas con todas las demás.

La satanización de “las drogas” no favorece a la prevención porque crea una barrera en la orientación y seguimiento hacia prácticas sexuales y de consumo en la que ambas se entremezclan.

La prevención del consumo de alcohol y drogas debe ser parte de un programa de educación sexual integral en el que niños, niñas y adolescentes hagan conciencia sobre la presión social en la que están envueltos en la cotidianidad para consumir sexo-drogas y alcohol en forma irresponsable y muchas veces siendo parte de círculos de violencia y abuso generados por personas adultas.

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