Plan contra el infarto

Plan contra el infarto

El infarto agudo de miocardio es un episodio grave del corazón que se produce cuando una de las arterias que irrigan este órgano se obstruye y una parte se queda sin sangre.

Su gravedad depende de la superficie que haya sido afectada y de la rapidez con que haya sido atendido el enfermo.

En el infarto, como en todos los eventos cardiovasculares, influyen un buen número de factores, entre los que sobresalen el colesterol y la hipertensión arterial.

Son dos fuentes enemigas que se apoyan en hábitos como el tabaquismo, el estrés o el sedentarismo, y conforman un complejo puzzle que atenta directamente contra el buen estado del corazón.

Un cambio en el estilo de vida que pase por una dieta sana, ejercicio moderno y, sobre todo el abandono del tabaco, es el mejor plan para tener el corazón en forma o para prevenir un nuevo episodio cardiovascular si ya se ha sufrido alguno.

Lo primero, dejar el tabaco

Los cigarillos no sólo atacan a los pulmones. Si quiere tener un corazón sano, no puede seguir posponiendo el propósito de dejar de fumar.

Recientes estudios atribuyen al tabaco un aumento del 20% del riesgo de sufir un episodio cardiovascular respecto a la población no fumadora. Este riesgo es incluso mayor en los menores de 40 años.

Que no se dispare su tensión

Lo que llamamos tensión es la presión que se ejerce sobre las arterias cuando el corazón bombea la sangre para que ésta llegue hasta las diferentes partes del cuerpo. Si es demasiado elevada, el corazón tiene que hacer un sobreesfuerzo o la mayor resistencia, que se compensa con un aumento de masa muscular. Si este aumento de volumen no se acompaña de una mayor cantidad de sangre, el corazón puede fracasar.

Además, la hipertensión afecta a las arterias, dañando su estructura, facilitando la aparición de arteriosclerosis y trombosis oclusiva.

La dieta es un factor clave para luchar contra la hipertensión. La primera medida  es evitar la sal (el limón, las hierbas aromáticas o el vinagre son excelentes sustitutos).

Impida al colesterol “pegarse” a sus arterias

El colesterol es una sustancia grasa natural presente en todas las células del cuerpo humano y necesaria para su normal funcionamiento. Sólo resulta peligroso para la salud si se elevan sus niveles en la sangre, porque se corre el riesgo de que las lipoproteínas de baja densidad –LDL o colesterol “malo”– y los triglicéridos formen placas que obstruyan las arterias y favorezcan un episodio cardiovascular.

La forma más natural de combatir el colesterol es con una dieta adecuada y la práctica regular de ejercicio fíisico. Hay que disminuir la cantidad de grasas saturadas y sustituirlas por monoinsaturadas y poliinsaturadas, que se encuentran en grandes dosis en el aceite de oliva y el pescado azul.

Poca grasa, mucha fibra

La primera medida dietética consiste en limitar la ingesta de grasas, sobre todo si son saturadas (carnes rojas y derivados lácteos enteros).

Hay que dar prioridad a las insaturadas, presentes en el aceite de oliva, el pescado azul o los frutos secos.

No se pase con el peso

La obesidad tiene un papel protagonista en un abanico de trastornos, entre los que se encuentran el infarto y el resto de enfermedades cardiovasculares. La obesidad es, en si misma, un factor de riesgo de padecer cardiopatía isquémica, con independencia de otros factores como la edad, el sexo, el colesterol o el tabaquismo. Además, está demostrado que favorece la hipertensión.

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