Plan de control de daños para una vacilante Unión Europea

Plan de control de daños para una vacilante Unión Europea

Editorial Bloomberg

Resolver la crisis sobre la votación británica para abandonar la Unión Europea requerirá flexibilidad de ambos lados –algo sobre lo que hay pocas señales hasta ahora–. Pase lo que pase, está entre los intereses de la Unión Europea como también entre los del Reino Unido trabajar conjuntamente para minimizar los efectos económicos colaterales.

Un acuerdo viable debería apuntar a mantener la economía del Reino Unido lo más integrada posible con la de Europa, al tiempo que le devuelve al Gobierno de Westminster un grado de control sobre la inmigración. Los líderes de la UE dicen que un acuerdo de ese tipo es impensable. Deberían pensarlo dos veces.

La UE ha consagrado el libre movimiento de personas dentro de la unión como una de sus “cuatro libertades” – junto con el libre comercio de bienes, servicios y capitales–. En términos económicos, es enormemente valioso como incentivo para el intercambio comercial. También está intencionado como un símbolo político –un compromiso hacia la meta de una Europa perfectamente integrada.

El problema es que muchos de los países de Europa – y no solamente el Reino Unido– no están listos para este compromiso. Se necesita un fuerte consenso democrático para soportar la disolución de las fronteras internas dentro de la UE, y en una gran cantidad de países eso todavía no existe. Muchos votantes creen que los países deben retener el derecho a controlar sus fronteras, una creencia razonable que los gobiernos democráticos no pueden dejar de lado. Las presiones introducidas por la crisis de los refugiados sólo han fortalecido las opiniones sobre la cuestión.

¿Qué se puede hacer? La UE no puede permitir un resultado que parezca ser una victoria para los británicos. Pero esto no debe preocupar excesivamente a los líderes del bloque. Hay pocas probabilidades de que se perciba como una victoria del Reino Unido: la crisis ya ha avanzado a través de la dirigencia británica, y las perspectivas económicas del país lucen desalentadoras, al menos en el corto plazo.

Una concesión para el Reino Unido sobre la cuarta libertad es la mejor manera de seguir adelante. Es poco probable que fomente otras deserciones de la unión, especialmente si se la acompaña con costos políticos, como tener que aceptar la mayoría de las reglas de mercado único de la Unión Europea sin la posibilidad de votar sobre ellas. El nuevo Gobierno británico, una vez instalado, podría decidir aceptar el acuerdo, y probablemente pueda vendérselo al país.

La alternativa de un acuerdo del estilo del de Noruega, que ofrezca al Reino Unido un acceso completo al mercado único, pero sin derecho a imponer nuevos controles sobre inmigración, sería más atractivo para los líderes de la UE; ya han realizado ese acuerdo. Pero es mucho menos agradable para el Reino Unido, y pone en riesgo una separación más radical que afectaría las relaciones entre los británicos y la UE para siempre.

En otros países. Los líderes europeos están preocupados por la posibilidad de que el ceder terreno sobre la cuarta libertad impulse demandas similares de otros países. Podrían querer considerar el caso de responder a dichas demandas en lugar de ignorarlas. Permitir restricciones limitadas al libre movimiento podría tener sentido no sólo para el Reino Unido luego del Brexit, sino también para países comprometidos con permanecer en la UE.

Esta exención, que no todos los países querrán, sería parte del paquete al ser reconocido formalmente con el status de miembro asociado. Aún más importante, podría ser una solución para uno de los mayores problemas futuros de la UE luego del Brexit: específicamente, qué hacer con Turquía.

La UE ha llevado a Turquía a esperar que algún día será aceptada como miembro, pero en tanto la cuarta libertad siga siendo sagrada, esto no ocurrirá. (Cualquier miembro de la UE puede vetar la membresía de Turquía). Una membresía de segundo grado, que permite a los países frenos limitados sobre migración y menores derechos y obligaciones, podría ayudar a la UE a esparcir los beneficios económicos de las otras tres libertades mucho más rápido a Turquía y más allá.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas