El ministerio de Salud Pública se evidencia en control sobre la pandemia de covid-19. Gratifica que a la vez, se dirija a concluir el Plan Estratégico Decenal de Salud 2030. La pujante economía dominicana tiene que estar cubierta por un robusto sector salud de calidad.
El plan estratégico de salud 2030 es carta de navegación para elevar calidad y trato humano de la atención. Herramienta para generar resultados; faro iluminador para conducir servicios a prevenir enfermedades y reducir mortalidades evitables, con proyectos demostrativos, en un contexto de transición demográfica y epidemiológica.
Por más teoría que se escriba al respecto, tanto la sociedad civil, “el pueblo en armas”, las masas irredentas o las fuerzas vivas de la nación, lo que desean es compartir una visión común de la salud dominicana. También apoyar proyectos sinérgicos y estructurantes que son prioritarios y urgentes, para generar una verdadera transformación del estado de salud de la población.
Hay condiciones de liderazgo y vínculo para crear escenarios, también valorar tendencias, concertar estrategias, diseñar proyectos e iniciativas de victorias rápidas coherentes con la base legal de la Ley 42-01. Igualmente, en cohesión con la Estrategia de Desarrollo 2030, Ley 1-12, el sistema de inversión pública y los objetivos de desarrollo sostenible.
El ministro de Salud tiene talento y vínculos sociales para formular el nuevo plan 2030. Siendo ayudantes de profesores en PUCMM, en la década de 1980, fuimos copartícipes del plan decenal de esta universidad. La primera experiencia de planificación a 10 años de la Nación.
Se sugiere que este plan decenal se extienda del 2022-2030, para hacer coincidir el ritmo del sector salud con la estrategia de desarrollo 2030 y el plan de inversión pública que impulsa el presidente Abinader.
Hasta ahora los planes de salud no han tenido sentido incluyente. No han articulado una visión común y concertado los verdaderos sueños de la salud colectiva de los dominicanos. Sugerimos hacer una gestión de gobernabilidad para formular este plan.
Hay dos disposiciones legales clave. Primero, la Ley de Salud 42-01 que requiere un ajuste para darle más capacidad ejecutiva al ministerio. Segundo, ponderar el decreto presidencial 379-14 que separó funciones.
En el contexto de la pandemia la separación de la rectoría, salud colectiva y los servicios, fue excluyente. Hay dispersión en promotores, unidades de atención primaria y otros niveles de atención. La calidad del agua, alimentos y fármacos está dispersa. Asimismo la gestión de riesgo y salud ambiental.
El plan decenal debiera ser guía oficial del sector por decreto presidencial. Tendría que diagnosticar y proyectar cuatro pilares: inclusión social y servicios; ordenamiento de red pública y privada; gobernabilidad del sector y financiamiento, asignación y cuentas de salud.