Plan Nacional de Alfabetización cambiará vida de mucha gente

<P>Plan Nacional de Alfabetización cambiará vida de mucha gente</P>

Todos comparten el mismo sueño: aprender a leer y a escribir “para no ser engañados,  no pasar vergüenza,  ser alguien en la vida,  hacerse profesionales,  tener oportunidades  y  que los traten como persona”.

Juan Gabriel Gómez Then, de 16 años; Modesta Mejía, de 73; Eluminada Mañón, de 56; Margarita Altagracia Estrella, de 54  y Roberto Matos de León, de 33 años de edad dicen alcanzarán esa meta a través del  Plan Nacional de Alfabetización “Quisqueya Aprende Contigo”.

Califican la iniciativa del gobierno del presidente Danilo Medina como una luz que cambiará sus vidas.

Reporteros de HOY llegaron en horas de la mañana ayer a la residencia de Inocencia Rincón, ubicada en el barrio Lotes y Servicios de Sabana Perdida, en el municipio Santo Domingo Norte, una voluntaria facilitadora del Plan.

Colocó en su casa un gran afiche en el que se identifica el programa. Se preparaba para recibir a los iletrados miembros de su núcleo, quienes viven próximo a su residencia.

Inocencia tiene a nueve personas inscritas en su núcleo de alfabetización pero, al parecer, son muchas más las que están interesadas en participar en ese proceso.

En menos de 30 minutos de conversación con Inocencia aparecieron varias personas de la misma cuadra de donde vive Inocencia que les expresaron con mucho entusiasmo   que asistirían a la sesión de clases.

Ella se puso de acuerdo con los que se alfabetizarán para realizar los encuentros  los miércoles, jueves y viernes de cuatro a seis de la tarde.

Feliz de enseñar. Inocencia con  45 años de edad  muestra con orgullo el haber logrado graduarse de bachiller recientemente. Utiliza sus humildes muebles para que sus vecinos analfabetos reciban el pan de la enseñanza que ella compartirá con mucho gusto y de manera desinteresada. Su vocación de maestra lo demuestra con la alegría con la que habla de sus alumnos y la confianza de que de cuatro  a seis meses ya podrán leer y escribir y, por lo tanto, firmar con su nombre.

Inocencia estudiará magisterio en la Universidad Abierta Para Adultos.

Paso vergüenza.  Los iletrados entrevistados por HOY contaron sus malas experiencias en la vida por su condición de analfabetos, pero al mismo tiempo sus esperanzas de lograr un mejor futuro.

Juan Gabriel tiene 16 años de edad, hace seis años que llegó a Sabana Perdida desde Moca, donde nació, junto a sus padres y cuatro hermanos. Problemas con sus documentos le han dificultado estudiar. Cuenta que  no saber leer ni escribir lo ha hecho pasar vergüenza, y no consigue empleo. Vendía yaniqueques y está ahora en su  casa, sin estudiar ni trabajar.

Dice que le gustaría ser contador. Durante la conversación en su casa  tenía que ser ayudado por una hermana de crianza, quien dijo que él no es tan malo en los números.

Trágame tierra. Eluminada Mañón es una mujer con una bujía inspiradora excepcional. Con sus expresiones oral y corporal quienes las ven se llenan de optimismo y esperanzas.

No toma en cuenta que tiene 56 años  y que deberá iniciar desde cero para  conquistar su sueño de niña: ser diseñadora de modas.

“Esta es mi oportunidad. Tuvimos al presidente Leonel Fernández que quiso ayudarnos pero llegó Danilo que va a cambiar nuestras vidas”, sostuvo Eluminada.

Momentos de frustración.  “Siento pena y me siento avergonzá cuando me llaman para firmar unos préstamos que cojo en el banco, donde yo soy una buena pagadora. Yo me pongo triste cuando tengo que firmar con tres cruz y veo que los otros ponen sus nombres porque yo quiero firmar con mi nombre, Eluminada Mañón Cabral, y no con tres cruz”.  Continúa diciendo que cuando se fue a casar y el juez civil la llamó para firmar “quería que la tierra me tragara”. Lo mismo le pasó cuando fue a buscar su cédula de identidad.

Aprender a leer la Biblia. A Doña Modesta sus 73 años no la impiden soñar. Dice que se convertirá en la mujer más feliz del mundo cuando aprenda en poco tiempo  a leer la Biblia para predicar la palabra de Dios a los demás. 

Escribirle a sus hijas. El dilema de Margarita es que quiere expresar cuanto quiere a sus tres hijas, dos de ellas residentes en el exterior,  a través de una carta física o por  computadora.

En tanto Roberto dice que por no saber leer ni escribir lo tratan diferente a las demás personas.

ZOOM

Juan Gabriel Gómez Then. Obrero. “Como yo no sé leer ni escribir no encuentro trabajo y paso mucha vergüenza. Pero con ese programa yo voy a aprender”

Modesta Mejía. Ama de casa. Yo me sé todas las letras pero separadas, si aprendo leer todas las letras juntas podré leer la biblia y predicarla”

Eluminada Mañón. Ama de casa. Con Dios delante y por el presidente Danilo cuando yo vaya a buscar mi cédula voy a firmar con mi nombre”

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