Plan Obama de deportaciones ¿paso correcto o acto de campaña?

Plan Obama de deportaciones ¿paso correcto o acto de campaña?

WASHINGTON. AP. El plan anunciado ayer viernes por el presidente Barack Obama para suspender las deportaciones y ofrecer permisos de trabajo por dos años a inmigrantes no autorizados menores de 30 años es visto por unos como un avance en materia migratoria y por otros como un acto de campaña.  

“Es la medida correcta”, dijo Obama en la Casa Blanca horas después de que la secretaria de seguridad nacional, Janet Napolitano, anunciara la medida que ofrece un alivio temporal y por vía administrativa a cientos de miles de personas que esperan beneficiarse del proyecto de ley Dream Act.  

“Esto no es una amnistía, esto no es inmunidad. Esto no es una vía para la naturalización, no es una solución permanente. Esto es una medida temporal”, remarcó el mandatario. “No tiene sentido expulsar a jóvenes talentosos”, dijo Obama y añadió que tomaba la medida ante la falta de decisión del Congreso “para reparar nuestro sistema quebrado”.  

La medida, que tuvo en general una buena acogida, también generó fuertes críticas.  

Mohammad Abdollahi, dirigente de una coalición de grupos de estudiantes pro-Dream Act llamada Alianza Nacional de Jóvenes Inmigrantes (NIYA por sus siglas en inglés) dijo a The Associated Press que “seguimos exigiendo una orden ejecutiva. Esto no es algo colectivo sino que se revisará caso por caso. Si vamos a tener que pelear cada caso, uno por uno, ¿de qué vale?”  

Los beneficiarios de esta medida necesitan haber ingresado a Estados Unidos cuando eran menores de 16 años, haber residido de manera continua en el país durante los últimos cinco años y encontrarse actualmente en su territorio, cursar estudios actualmente, haber culminado la educación secundaria, obtenido un certificado de educación general (GED por sus siglas en inglés) o haber servido en las Fuerzas Armadas y la Guardia Costera.  

También necesitan no haber sido sentenciados por delitos mayores, por faltas menores importantes, ni representar amenaza alguna a la seguridad pública. Los inmigrantes no autorizados menores de 16 años no podrán solicitar la anulación de su proceso de deportación, pero funcionarios dijeron que no serán deportados.  

Los requisitos de la medida coinciden con los estipulados en el Drem Act, aprobado por la cámara baja en 2010 pero que no obtuvo los votos necesarios en el Senado y que buscaba beneficiar a un grupo de personas con esas características. Sin embargo, Napolitano dejó claro que el beneficio administrativo anunciado el viernes será otorgado tras evaluar cada solicitud por separado, igual que la entrega de permisos de trabajo.  

Abdollahi indicó que el anuncio “va a ayudar a un grupo de gente, pero no va a beneficiar a todos”.  

La posición de Abdollahi es similar a la de Stephen W. Yale-Loehr, profesor de leyes de inmigración en la Facultad de Leyes de la Universidad de Cornell, quien dijo que le “preocupa que el anuncio será puesto en práctica de manera más mezquinamente de lo que el gobierno quisiera. Eso fue lo que vimos en junio pasado con el memo sobre discreción del gobierno”.  

El catedrático se refería al anuncio formulado el año pasado de revisar 300.000 casos de deportaciones para garantizar que no afectaran a personas de mínimo riesgo para la seguridad pública. Hasta el momento, la Oficina de Inmigración y Aduanas ha revisado más de 232.000 procesos de deportación y decidió anular 20.000, de los cuales 4.000 han decidido litigar en los tribunales para obtener un permiso de trabajo.  

Pero Marielena Hincapié, abogada y directora ejecutiva del National Immigration Law Center, calificó de “significativa” la nueva política porque “no sólo beneficia a los jóvenes sin papeles que están en proceso de deportación, sino también a los que no lo están”.  

La activista explicó que lo importante ahora es “asegurarse de que agentes de inmigración y de las patrullas fronterizas implementen la normativa de una forma uniforme para asegurar que no van a ver consecuencias adversas para jóvenes que se presentan ante una oficina de inmigración y no cumplen con los requisitos requeridos”.  

La medida se conoció cinco días después de que activistas a favor del Dream Act depusieran una huelga de hambre y anunciaran planes de tomar oficinas de campaña de Obama para presionarlo a emitir una orden ejecutiva que detenga las deportaciones, mientras el mandatario corteja activamente el voto hispano, crucial en varios estados, en su búsqueda de la reelección en noviembre.  

El centro de estudios Pew Hispanic Center estimó que la medida podría beneficiar a 1,4 millón de personas, incluyendo a 700.000 inmigrantes no autorizados de entre 18 y 30 años que ingresaron a Estados Unidos como niños y que actualmente cursan estudios o ya terminaron la secundaria, y a otras 700.000 personas menores de 18 años y que cursan estudios. El segundo grupo incluye a 150.000 estudiantes de secundaria.  

Los republicanos criticaron el plan con dureza. El presidente del comité judicial de la cámara baja Lamar Smith lo calificó de “traición” al pueblo estadounidense porque “este enorme cambio de política tiene consecuencias horribles para los estadounidenses desempleados en busca de trabajo y viola el juramento del presidente Obama de respetar las leyes”.  

“Esto no es inmunidad, no es una amnistía, es ejercer el criterio para que este grupo de gente joven no se encuentre en el sistema de deportación”, dijo Napolitano durante una conferencia telefónica con periodistas. La medida “nos ayudará a continuar haciendo más eficiente el cumplimiento de las leyes de inmigración y asegurar que los recursos no se malgastan en casos de baja prioridad en los que están involucrados estos productivos jóvenes”.  

Napolitano agregó que la medida podría beneficiar a unas 800.000 personas aunque todo dependerá de cuántos jóvenes acudan a las oficinas de inmigración para demostrar que cumplen con los requisitos, e insistió en que no se entregarán tarjetas de residencia permanente a estos jóvenes: la medida es tan sólo temporal y el procedimiento deberá renovarse dentro de dos años.   “Sigo urgiendo al Congreso a que apruebe el Dream Act”, dijo.  

La medida administrativa se asemeja a otro proyecto de ley que prepara el senador republicano Marco Rubio, quien se perfila con posibilidades de optar a la vicepresidencia junto al candidato Mitt Romney. Rubio no criticó el anuncio, pero dijo que dificultaría alcanzar una solución permanente.  

Numerosos legisladores demócratas expresaron su beneplácito. El senador Dick Durbin, autor de proyecto de ley del 2010, calificó la decisión como un “momento humanitario histórico”.   Julio Calderón, un hondureño sin papeles que llegó a los 16 años a Estados Unidos y vive en Miami, reaccionó con alegría.  

“Es como un primer paso porque falta mucho, hay muchos padres que siguen siendo deportados”, dijo a la AP. “Es un paso correcto… es algo que le quitará el miedo a muchos estudiantes indocumentados”, agregó.  

El joven pertenece al grupo “Studens Working for Equal Rights” que esta semana exigió al presidente desde Miami que frene las deportaciones. Calderón dijo que tiene claro que la medida es también una maniobra para captar el voto hispano.  

Astrid Silva, una joven mexicana de 24 años que vive en Las Vegas, dijo que se siente aliviada no sólo por ella, sino también por todos sus amigos.  

“Es algo que soñábamos que iba a pasar. Desafortunadamente los republicanos no querían ser parte de eso y finalmente el presidente tuvo que tomar acción y gracias a Dios el presidente hizo una promesa, tardó un poco, pero cumplió”, indicó Silva, una estudiante que culminó con honores la secundaria y reúne 4.000 dólares por semestre para estudiar en la Universidad de Las Vegas.  

“Es el principio. Ojalá que también empiece a beneficiar a nuestras familias, a nuestros papás”, señaló.  

Organizaciones pro inmigrantes y de la comunidad hispana han criticado a Obama no sólo por incumplir su promesa de lograr una reforma migratoria integral sino por haber deportado una cifra sin precedentes de casi 400.000 personas en 2010 y 2011.  

Mientras Obama reiteraba sus acusaciones de que la bancada republicana en el Congreso obstruye cualquier intento de lograr una reforma migratoria, las autoridades migratorias han adoptado varias medidas administrativas en un intento por limitar las deportaciones a criminales y personas que reingresan ilegalmente a Estados Unidos.  

Un sondeo elaborado por NBC News/Wall Street Journal el mes pasado determinó que Obama aventaja a Romney entre el electorado hispano 61 a 27%.  

Romney ignoró la pregunta de un periodista sobre el cambio en la política inmigratoria mientras estrechaba las manos de votantes en Nueva Hampshire. Romney dijo durante las primarias de su partido que vetaría el Dream Act de llegar a la Casa Blanca.  

El anuncio se produjo poco antes de que la Corte Suprema emita un fallo sobre la ley migratoria vigente en el estado de Arizona desde 2010, la cual requiere a la policía pedir documentos a cualquier detenido sobre cuyo estatus migratorio tengan sospechas. El Departamento de Justicia acudió a la vía legal para anular la ley.  

La gobernadora de Arizona Jan Brewer dijo que la medida de Obama representa un “golpe preventivo” al fallo del máximo tribunal que pudiera ratificar fragmentos de la ley.   ————   Luis Alonso Lugo está en Twitter como www.twitter.com/luisalonsolugo   Claudia Torrens está en Twitter como www.twitter.com/ClaudiaTorrens   Gisela Salomón está en Twitter comowww.twitter.com/giselasalomon   Edwin Tamara está en Twitter como www.twitter.com/ejtamara   —————   Los periodistas de The Associated Press Claudia Torrens en Nueva York, Gisela Salomón en Miami y Edwin Támara en Los Angeles colaboraron con esta nota.

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