El Partido de la Liberación Dominicana (PLD), en la nueva versión contraria a su fundador y alegado mentor, el presidente Juan Bosch, ha secuestrado con dádivas la democracia que nos gastamos, la judicatura y los partidos políticos incluidos, como las ofertas hoteleras, y el paso final es obvio planea con la prensa.

Cierto que granujas los hay entre llamados periodistas financiados orondamente por los gobiernos de Leonel Fernández y Danilo Medina, que inclusive disponen de lujosos apartamentos y residencias, inclusive en resorts costosos como Casa de Campo y otros. No así la gran mayoría que apenas producimos para sobrevivir.

Se perciben inclusiones presupuestarias complacientes en la dirección de Prensa de la Presidencia, que asigna partidas de promoción a diferentes productores de programas de radio y televisión, emisoras y televisoras, que en su momento el país conocerá, porque una de las escasas virtudes que nos quedan es que somos pequeños e impenitentemente indiscretos, y aquí todo se sabe, porque se divulga de gratis.

Casos recientes los hay como el asesinato del periodista Blas Olivo el 12-04-15, y el asesinato en prisión el 30 de junio, de Fabián Arias Tejeda, acusado de ser uno de sus victimarios, y la irrupción en la residencia del comunicador Marino Zapete, donde le fue hurtada su laptop.

Estos hechos ominosos, presagios temibles en el panorama de la libertad de expresión, fueron divulgados por la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) el tres de este mes.

Deseable resultaría que estos hechos fuesen consecuencias de lo fortuito, y el registro del acontecer mediático así lo certificase desapareciendo los presagios, no personas, para sosiego ciudadano, de la libertad de expresión y honrar al presidente Bosch que cultivó los derechos humanos todos sin intentar secuestrar la democracia nunca.