La Secretaría de Estado de Cultura, a través de la Subsecretaría de Patrimonio Cultural, participó de un encuentro con miembros del empresariado y representantes de la sociedad de Puerto Plata para establecer un enlace estratégico con miras al rescate inmediato del Centro Histórico de la ciudad.

El grupo entiende que, con un patrimonio arquitectónico envidiable, Puerto Plata reúne el potencial necesario para su relanzamiento como destino turístico-cultural de la región del Caribe. El arquitecto José Enrique Delmonte, subsecretario de Patrimonio Cultural, estuvo en la «Novia del Atlántico» invitado por el denominado Cluster Turístico Cultural de Puerto Plata, conformado por destacados miembros de distintas instituciones del turismo, el comercio, asociaciones y sociedad civil, y participó de diversas reuniones en las que escuchó, miró, palpó por sí mismo la complejidad del patrimonio de la ciudad.

En diferentes encuentros organizados por el Cluster, el arquitecto Delmonte coincidió con distintos líderes comunitarios sobre los elementos idóneos que permitan la consolidación del enclave como destino de la denominada industria cultural, vía el turismo y las facilidades ambientales urbanas de la histórica comunidad.

Delmonte y el equipo técnico que le acompañó, propuso diferentes modalidades de actuación pública relacionadas con el desarrollo económico y social del conglomerado citadino, así como algunos de los más importantes proyectos de inserción y potenciación cultural que pueden realizarse en Puerto Plata.

«Es importante acercarse a nuevas alternativas de manejo del patrimonio, con la inclusión de diferentes actores de la vida social y económica de las poblaciones con recursos culturales importantes en la realización de planteamientos y propuestas encaminadas a su divulgación y desarrollo.

«Es un nuevo modelo de intervención de los centros históricos que deberá dar sus frutos en un plazo muy cercano», señaló Delmonte. El equipo de la Subsecretaría de Patrimonio Cultural estuvo conformado, además, por los arquitectos Emilio Brea García y Risoris Silvestre.

Afectada por diversos desequilibrios ambientales propios de la falta de control municipal, estatal y privado, Puerto Plata ha visto mermar su capacidad de atracción turística. Su patrimonio edificado y el entorno ambiental del muelle son de los más apremiantes desequilibrios.

Dentro de un ámbito urbano en creciente apogeo poblacional y enorme movilidad vehicular, Puerto Plata presiona su núcleo fundacional o centro histórico, con impresionante vitalidad, pero ignorando o desdeñando el valor intrínseco de su propio patrimonio heredado.

Ciudad angosta, íntima y romántica, construida en madera desde mediados del siglo XIX (había sido quemada en las luchas restauradoras) y de claros indicios antillanos, vio ampliar sus vías de circulación y penetración hacia los años 70 del siglo pasado, justo cuando hizo explosión el Polo de Desarrollo Turístico No. 1, creado y diseñado al amparo de las políticas de incentivos de la infraestructura turística del Banco Central de la República Dominicana. 35 años después las condiciones han cambiado. Otra explosión, esta vez poblacional, ha demandado nuevos puestos de trabajo y servicios municipales. La ancestral falta de educación colectiva ciudadana y la generalizada pobreza heredada, contribuyen al abandono de los inmuebles que forman el patrimonio cultural de esta ciudad. Dentro de ellos los hay industriales (como la antigua Chocolatera, los muelles, la estación de ferrocarril), históricos (como la antiquísima casa de Luperón, el faro metálico, las ruinas de la vieja cárcel) y coloniales (Museo del Fuerte de San Felipe) que ameritan una rápida y decidida atención.