Plátano: precisión de acciones

Plátano: precisión de acciones

MANUEL A. FERMÍN
Un cultivo tan importante para la República Dominicana como es el plátano, extendido por todas las regiones del país en una área de 800 mil tareas, no deja de ser un serio desafío para cualquier gobierno, y tiene que dedicarle una especial atención a este cultivo. Las zonas plataneras más emblemáticas se encuentran ubicadas en el triángulo La Vega, Salcedo y Espaillat con 350 mil tareas en su mayoría en condiciones de secano, es decir sin riesgo, y otras 150 mil tareas bajo riego en el Noroeste y Sur de la República.

En tal contexto, no es difícil colegir que esta concentración de la producción, que ante los imponderables del clima y las condiciones del entorno, si son afectados por plagas, enfermedades o las inundaciones, vientos y granizadas, sequías, etc., índices de siniestralidad que constituyen verdaderos obstáculos para el abasto, cualquier autoridad que no demuestre eficiencia y eficacia en su manejo se vería en una situación realmente difícil y frustratoria, para mantener un flujo adecuado que cubra una demanda de 3 millones de unidades diaria que consume la población dominicana.

Durante todo el año 2004 las plantaciones de plátano y banano estuvieron bajo asedio por las inundaciones del Noroeste y del Nordeste, los fuertes vientos de los meteoros Francés y Jeanne, este último devastó más de 120 mil tareas en el Cibao Central; pero además, en la provincia de Salcedo un tornado con granizada destrozó 23 mil tareas en un cultivo que ya venía afectado por una de las enfermedades más desvastadora en la musáceas como es la Sigotoka Negra.

La Secretaría de Agricultura puso en práctica acciones definidas. Se tuvo la fe y la confianza en un esfuerzo integrado de todos los actores privados y públicos para emprender la rehabilitación mediante la iniciativa de remoción de escombros, fuertes abonaduras, repoblación y todo un programa de control y saneamiento contra la Sigatoka Negra en todas las regiones productoras del país. El apoyo económico y técnico de la Secretaria se volcó hacia la recuperación, prácticamente en tiempo récord, que permitió un crecimiento de 13.6% y 15.9% en plátano y banano, respectivamente, durante el primer trimestre del año 2005, aún después de tan severos daños, derrotando al mismo tiempo la monumental escala alcista del precio en finca de ocho mil pesos el millar a mil doscientos pesos, una verdadera proeza. Pero, ¿ha oído el pueblo dominicano una expresión de satisfacción por parte de las voces agoreras que presagiaron la hecatombe?.

Para quien no haya tenido el privilegio de visitar los campos de la República podrá sentir asombro de ver los precios a que se elevó la unidad, situación que llevó a la desesperación a todos los consumidores, pero, que algunos personajes, no obstante su consagración a la disciplina agropecuaria como son los agrónomos Hipólito Mejía, Eligio Jáquez y Manuel Amézquita, elevaron sus quejas típicamente politiqueras, como perfectos demagogos, de requerirle a las autoridades mayor preocupación por tan altos precios de este alimento después de las riadas de mayo y todos los fenómenos citados precedentemente, solo era entendible por su austera inteligencia, muy a pesar de haber sido los tres secretarios de Agricultura. No alcanzaron a comprender que cuando el pueblo pone su fe en hombres arquetipos de la acción sin pausas y sin limitaciones, y al mismo tiempo el sector productivo opera con tecnología intensiva y agrupa productores de avanzada, con acceso a créditos blandos y asistencia técnica de muy buen nivel, se logra derrotar la incertidumbre. En cambio, ahora ellos mantienen un penoso silencio, mezquino por demás, de no reconocer el mérito de un conglomerado que ha asumido con la mayor voluntad y dedicación recuperar la producción y la productividad, fortaleciendo las capacidades de las entidades públicas y de los productores para enfrentar con éxito las adversidades. ¡Qué amargas huellas nos dejaron ellos!

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