Plátanos, un cultivo de interés nacional

Plátanos, un cultivo de interés nacional

MANUEL AMÉZQUITA
El 30 de noviembre del 2004 declarábamos al Periódico Hoy, sobre el descenso de la producción de Plátanos y por ende, la escasez y aumento de precio, debido entre otros factores al ataque de las enfermedades conocidas como Sigatoca Negra y Amarilla y solicitábamos a las autoridades correspondientes fijar su atención mediante la implementación de un programa serio que diera al traste con esta terrible enfermedad.

El día 12 de enero del 2005 las autoridades agropecuarias dieron a conocer un programa para combatir las enfermedades antes señaladas, el cual será sustentado financieramente por los Productores, el Bagrícola y cero aportes del Gobierno Central. Al hacer este anuncio las autoridades Agropecuarias parecen desconocer la realidad de los cultivadores de plátanos, los cuales se encuentran en la quiebra total, principalmente los ubicados en el Cibao Central.

La producción en el Cibao se ha reducido prácticamente a cero y los pocos plátanos que parecen, de muy mala calidad por cierto, son para el consumo familiar, no llegando estos a los mercados de la capital, por lo que las condiciones económicas de los productores salvo rarísimas excepciones principalmente los del sur del país  no les permiten en estos momentos co-financiar un programa tan costoso para combatir las Sigatoca Negra y Amarilla.

Los terrenos dedicados al cultivo de plátanos en las demarcaciones antes señaladas están distribuidos en lo que podíamos llamar una reforma agraria natural donde la mayoría de los productores, más del ochenta por ciento no alcanza las cien tareas y en esa parcela apenas están cosechando promedio 5000 unidades de plátanos mensuales, lo que traducido a pesos no le alcanza para cubrir sus necesidades básicas.

Esta enfermedad no se combate como realizar el bacheo de una carretera o camino vecinal que se puede hacer por tramos, sino que el paquete tecnológico recomendad por lo expertos debe realizarse en conjunto, ya que el tratamiento a una parcela sino se trata la del vecino es como sino se hubiera hecho nada en la primera, por la naturaleza misma de la enfermedad, así como el costo de las fumigaciones aéreas, donde los aviones no se desplazan a una zona por pocas tareas y de hacerlo duplican el precio de aplicación.

Otros inconvenientes que se presentan, son lo productores que no son sujetos de créditos ya que muchos no califican para préstamos en el Bagrícola, por estar endeudados con esta entidad, la falta de fondos de esta institución, el tiempo para conocer los préstamos, los que presentan atrasos en sus préstamos vigentes, los que no son propietarios y los dueños se niegan a firmarles solidarios, los que no tienen contratos de arrendamientos (prerequisito para un préstamo), los que sus predios son muy pequeños apenas diez o quince tareas, etc..

Hemos visto, aunque guardando la distancia, como la Secretaría de Salud Pública cubriendo todos los costos hace vacunaciones masivas a la población cuando se trata de enfermedades contagiosas que amenazan la misma, involucrando cuantas instituciones gubernamentales sean necesarias para preservar la salud pública y declarando las mismas de alto interés nacional.

Como la Secretaría de Obras Públicas repara a un costo millonario los puentes destruidos por los huracanes en el este del país sin co-financiarlo con los que usan esas obras, como esta institución termina el edificio de la Suprema Corte de Justicia sin co-financiarlo con los beneficiarios, sólo por ser obras de interés público. El INDRHI con sus programas de drenajes las construcciones de canales y su proyecto «Soluciones Rurales» sin costo adicional para las juntas de regantes o comunidades beneficiadas.

Consideramos que las enfermedades que hoy atacan nuestras plantaciones bananeras deben ser declaradas de interés nacional, ya que este alimento de consumo masivo por la población de tener la atención del gobierno en la justa medida de su ataque, sino en vez de comprarlos a precios inalcanzables como pronosticamos hace alrededor de cuarenta y cinco días, dejaremos de comerlo por su desaparición, al menos que lo importemos de otro país. Además debemos valorar el aporte de este cultivo a la economía nacional, la generación de empleos en el campo y la importancia en la dieta de los dominicanos principalmente los que menos pueden quienes también tienen derecho a «comer primero».

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