Platos rotos en Oaxaca, pero esta vez para celebrar el cambio de año

Platos rotos en Oaxaca, pero esta vez para celebrar el cambio de año

OAXACA, (México), EFE.- En la ciudad mexicana de Oaxaca, escenario de un grave conflicto social en la segunda mitad del 2006, resuena estos días el estruendo de platos rotos, aunque esta vez los destrozos se deben a una curiosa forma de celebrar el cambio de año.

La costumbre se complementa con la ingestión de buñuelos servidos en los platos que después se lanzarán contra la pared o contra el suelo y se pedirán uno o más deseos para los próximos doce meses, que la mayoría de ciudadanos espera sean mejores que los últimos siete.

En mayo pasado, los maestros oaxaqueños lanzaron una huelga que dejó sin clases a más de un millón de alumnos en todo el estado del que Oaxaca es capital y que tiene el mismo nombre que la ciudad.

El conflicto social se agudizó en junio cuando el gobernador estatal, Ulises Ruiz, intentó neutralizar el paro por la fuerza, lo que derivó en la radicalización de las manifestaciones, a las que se unieron otros sectores sociales.

Los buñuelos son elaborados con harina de trigo, leche y yemas de huevo, tienen un diámetro de 30 centímetros y acostumbran a rociarse con azúcar de color rosa o jarabe.

Son originarios del sur de España y en ellos es posible percibir una muestra más de la herencia árabe en la península ibérica, señaló el historiador oaxaqueño Rubén Vasconcelos, experto en la historia y costumbres de la capital de un de los estados más pobres e indígenas de México.

El goloso producto se sirve sobre todo como postre en las cenas de Nochebuena y Nochevieja, y hasta este año era vendido en puestos ambulantes en un costado de la catedral de Oaxaca, situada en el Zócalo (plaza principal) de esta turística ciudad colonial.

Debido a los campamentos que los manifestantes colocaron en ese espacio público y a los enfrentamientos entre los sectores alzados y las fuerzas antidisturbios en sus alrededores, la capital oaxaqueña vio descender este año de forma traumática el flujo de visitantes extranjeros.

Aunque en las últimas semanas fueron detenidos los dirigentes y los integrantes más radicales de los sectores alzados, el Zócalo permaneció estas Navidades resguardado con las vallas de seguridad y los policías dispuestos allí el viernes pasado para evitar la entrada en la plaza de manifestantes en la última marcha contra Ruiz.

Por cuestiones de orden, dicen las autoridades, los buñuelos se venden este año en una feria en la Plaza de la Danza, justo frente al Palacio Municipal y a varias manzanas del Zócalo.

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