Los gobiernos, de los distintos partidos, han tenido por tradición ofrecerles a los sureños un paraíso y de anunciarles su inminente salida de la pobreza de toda la región, con las grandes inversiones que se llevarán a cabo destinadas a convertir toda la península en un destino turístico de gran consideración.

Recientemente, en una reunión celebrada en Barahona, se anunciaron proyectos, planes así como probables inversiones y de ahí los asistentes salieron entusiasmados para ver si esta vez la cosa iba en serio y realmente Barahona dejaba de ser la cenicienta del proyectado destino turístico del Sur profundo, inalcanzable desde el momento que fuera construido el aeropuerto María Montez.

Pero mientras llega el momento de las grandes inversiones, hay muchas acciones de poca inversión, que llevadas a cabo servirían para darle más esperanzas a la región de la seriedad de las autoridades para promover el turismo y adecuar las bellezas de la zona para el disfrute pleno de los visitantes.

Por toda una vida, la playa de Saladillas, era el lugar predilecto de los barahoneros y visitantes para disfrutar de un buen baño de mar, hasta que las continuas tormentas que azotan al Caribe y al país, dentro del nuevo esquema del calentamiento global, destruyeron la playa; desde entonces la única acción de las autoridades fue prohibir el uso de la misma y convertirla en un vertedero de basura de todo lo que arroja el mar a sus orillas, en especial todo tipo de plástico no degradables.

Restaurar el uso a la playa de Saladillas, no requiere una inversión muy elevada. Mientras se esperan a los inversionistas, se podría emprender la acción de limpiar la playa de basura, modificar el acceso desde la carretera Enriquillo ahora cortado por el mar. A su vez se prepararía un área de estacionamiento así como la ubicación de vestidores, terrazas y kioskos para el servicio de los visitantes. Las autoridades municipales no pueden escudarse en el simplismo de la prohibición del uso de la playa, convertida en refugio de antisociales al acecho de desprevenidos visitantes en la zona.   

En Saladillas se podría aplicar la fórmula utilizada en Juan Dolio, en donde de una playa casi inexistente, con la labor de rescate realizada, la ha llevado a convertirse en la zona costera del país más atractiva para la inversión inmobiliaria de playa, atrayendo a decenas de dominicanos y extranjeros a invertir en apartamentos en torres ya construidas o en construcción, en un paraíso muy exclusivo del país. La playa fue rescatada en base a una colocación estudiada de los espigones y barreras artificiales para recibir el impacto de las olas.

La playa de Saladillas tiene la ventaja de poseer una barrera natural de arrecifes, convirtiendo el espacio entre ellos y la playa en un remanso de aguas tranquilas y de poca profundidad, que debidamente limpiadas de algas, como se hace en otras playas, se le devolvería el atractivo de antaño, opacado ahora por la escasa motivación de las autoridades municipales y nacionales, para hacer las pequeñas cosas que realmente agradan al ciudadano y no esperar las mega obras, las cuales no impactan en el sentir de la ciudadanía.