PLD, de escuelita a
instrumento de poder

PLD, de escuelita a<BR> instrumento de poder

De 1973 a 1982, el PLD fue una especie de escuela donde Juan Bosch creó un sistema de estudio para que sus seguidores se instruyeran en la política. Por eso sus organismos se llamaban círculos de estudio. Muchos de los miembros eran jóvenes de clase media emergente, a quienes la disciplina aprendida les facilitó el ascenso social.

Bosch instauró en el PLD un sistema de control que nunca hubiese logrado en una organización de masas como el PRD, porque el pueblo constituido en masa política no es sujeto de domesticación al nivel que Bosch aspiraba.

En las elecciones de 1978, el PLD obtuvo 1% de los votos, mientras el PRD se alzó con 53%. En 1982, el desgaste político del PRD se tradujo en más votos para el PLD (10%), e igual sucedió en 1986 (18%).

Así, para mediados de los 80, el electorado dominicano le presentó a Bosch el problema de qué hacer con su partido-escuela que se convertía en depositario de votos por el creciente descontento con el PRD.

Las elecciones de 1990 afirmaron el creciente poder electoral peledeísta. Los votantes se dividieron en tres: 35% votó por Joaquín Balaguer, 34% por el PLD, y 23% por el PRD. Las elecciones fueron disputadas, pero Bosch decidió no echar la pelea más allá de denunciar el fraude.

Los resultados de las elecciones de 1990 transformaron, sin embargo, la composición del Congreso. Por primera vez el PLD obtenía una representación legislativa importante. En la Cámara de Diputados. La distribución de escaños fue: PLD 37%, PRSC 34% y PRD 29%; Y en el Senado: PRSC 53%. PLD 40% y PRD 7%.

El acercamiento entre el PLD y Balaguer comenzó en el período legislativo 1990-1994 por conveniencias mutuas. Balaguer quería una mayoría legislativa funcional que aprobara sus proyectos, y los novatos legisladores peledeístas encontraron en la alianza con Balaguer la manera de tener poder.

El ascenso electoral de José Francisco Peña Gómez en las elecciones de 1994 se tradujo en un desplome electoral del PLD, que solo obtuvo 13% de los votos; y eso alertó a los sectores conservadores dominicanos de que el principal líder de masas del país podía llegar al poder.

Los reformistas ejecutaron otro fraude electoral, pero esta vez el ambiente internacional no era propicio para salir ileso. Balaguer tuvo que aceptar la reducción de su mandato a dos años en el llamado “Pacto por la Democracia” en agosto de aquel año.

En 1996, el PLD demostró haberse convertido en un instrumento de los sectores conservadores al abrazar el llamado “Frente Patriótico”, que tuvo como principal objetivo impedir el triunfo de un negro de origen haitiano con ascendencia en los pobres dominicanos.

En el año 2000, la insistencia del nonagenario Balaguer de retornar al poder tuvo dos efectos principales: dividió el voto opositor al PRD (25% votó por Balaguer y 25% por el PLD), lo que facilitó el triunfo perredeísta, y dejó al PRSC sin un claro heredero.

Ante el vacío de liderazgo reformista, Leonel Fernández y el PLD absorbieron el emporio político conservador que gestó Balaguer. Incluida su base y élite.

Entrenados por Bosch para la disciplina, la racionalidad estatal peledeísta ha sido utilizada eficazmente para reproducir las relaciones de desigualdad social que han marcado la historia dominicana; no para los fines de justicia social que postuló Bosch.  Ni tontos ni perezosos, los operadores políticos del conservadurismo dominicano reemplazaron a Balaguer con Leonel Fernández. Han preservado su poder económico, social y político; mientras le permiten a la nomenclatura dirigente del PLD administrar el Estado para que también usufructúe beneficios.

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