Con la matriz de disciplina, honestidad, servir al partido para servir al pueblo, el principal discipulado del escritor y expresidente Juan Bosch, defeccionaron por el desorden, forjar un grupo de poder económico que rivaliza con el CONEP, y final, servir al partido para servirse así mismo, y esa visión de país, la ciudadanía tiene el imperioso deber desplazar del poder.
Comencemos por la disciplina y la unidad, quebradas, cuando vemos que en ocasión del ll0 aniversario del nacimiento del líder y fundador del PRD y PLD, Juan Bosch, este día primero, el Sanedrín del PLD demostró su fragmentación cuando cofrades del presidente Danilo Medina, con su ausencia, conmemoraron la efeméride en la Casa Nacional, mientras que la facción del expresidente Leonel Fernández lo hizo en el camposanto de La Vega, donde reposan los restos mortales del icónico líder.
Proseguimos la referencial honestidad que tremoló Bosch, quebrada por sus más encumbrados acólitos, cuando escuchamos los ensordecedores decibeles vinculados con la deshonestidad provenientes de contratos con Odebretch y Punta Catalina, que involucran cada día a más individuos, y que, insisto, será el Waterloo del PLD en el poder, que en su momento tendrá que dilucidarse y establecer las responsabilidades pertinentes.
Es por ese litoral tenebroso que el presidente Danilo Medina se obstina en torcer su palabra y profanar la Carta Magna, que infla el temor a la judicialización, su aferramiento al poder, no por el poder mismo, sino por garantizar la impunidad.
Los dos horcones que sostenían los principios fundamentales inculcados como plataforma política del PLD por su singular paradigma, han caído estrepitosamente, derruidos por la glotonería de poder, el miedo y el odio a Leonel Fernández del presidente Medina, factores que generan la incertidumbre nacional.