PLD y momento histórico

PLD y momento histórico

Parte de este trabajo, escrito en 2015, trata sobre del Partido de la Liberación Dominicana y su rol en la etapa de los gobiernos presididos por Leonel Fernández y Danilo Medina:
En ocasión de su presencia en los actos conmemorativos del 153 aniversario de la independencia de México, invitado por el presidente Adolfo López Mateos, en septiembre de 1963, el entonces presidente de la República, profesor Juan Bosch, en un intercambio con periodistas dominicanos y extranjeros, entre otros temas, se refirió al momento que vivía el país:
“La situación nuestra es la siguiente: la República Dominicana no está en un momento político, está en un momento histórico (…) “La política se manipula, pero la historia se crea. Estamos en un momento de creación y, el creador, por mala que sea su obra de creación, no admite que otro creador venga a indicarle cómo tiene que hacer las cosas”.
Y hoy, para los dominicanos, esa obra de creación tiene nombre y apellido: la Ley 1-12, conocida como Estrategia Nacional de Desarrollo (END) 2012-2030; que fue la creación, no de un partido ni de una ONG, sino de todos los sectores de la vida nacional: gobierno, partidos, empresarios, iglesias, sociedad civil, sindicatos, gremios profesionales y sociales, cooperativas, en fin, todas las fuerzas organizadas y representativas que integran la sociedad.
Durante años se realizaron discusiones y reflexiones para los lograr los consensos necesarios en aras de definir un proyecto de país y de nación para forjar niveles de verdadero desarrollo del pueblo dominicano, en su soberanía, su crecimiento, calidad de vida, es decir, la transformación anhelada, que definitivamente entierre siglos de atraso, oscurantismo, explotación y subdesarrollo.
Entre otros mandatos de la Ley de END, los de mayor proyección son los pactos educativo, eléctrico y fiscal. El educativo se realizó, y se desarrolla normalmente; el eléctrico está en la etapa final de discusión; el fiscal se llevará a cabo después.
En esa dirección, cumpliendo con los compromisos de Estado, avanzan los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana. El hecho más contundente está relacionado con la producción de riqueza del país. En los gobiernos encabezados por los líderes peledeístas (1996-2019), con el paréntesis gris 2000-2004, el PIB creció de 18 mil millones de dólares a más de 85 mil millones. Son muchas las obras de infraestructura, institucionales y de desarrollo humano que se han levantado en el período, pero probablemente la más hermosa y de mayor carga simbólica sea la Campaña Nacional de Alfabetización, en el Programa Quisqueya Aprende Contigo, ya en proceso de finalización, para sacar de la noche del analfabetismo alrededor de un millón de personas.
Vivimos un momento histórico, no político. El destino del país no puede depender del grado de calentura de cada proceso electoral. No puede caerse en el infantilismo de confundir la táctica con la estrategia, y viceversa. Cuando el proyecto nacional y estratégico está en juego, no debe sacrificarse por una curul en el Senado o la Cámara de Diputados, una alcaldía, regiduría y vocal o director de una Junta Distrital.
Se ha dado el caso, incluso, de que el cargo público aspirado se logra con un partido distinto, pero a fin de cuentas, ¿qué se obtiene en favor de la sociedad? ¿Se trata de una posición ideológica o de una muestra de inmadurez, de una acción típicamente emocional?
Las alianzas políticas son parte de la naturaleza del momento que vive el país. Y ello no está desconectado de la era histórica a nivel internacional. Somos testigos del final de una etapa y del inicio de otra: la de la revolución digital, la tecnología y las comunicaciones, marcada por la transparencia y la producción cuasi mágica, exponencial, de la producción y generación de información, con los tonos más variados.
Al analizar la actitud del partido, frente a coyunturas concretas, el profesor Bosch, advertía:
“…Todo problema político, científico o artístico, debe ser visto en desarrollo; es decir, debemos verlo como es y cómo va a ser en el futuro inmediato y también cómo va a ser más tarde e incluso como serán sus partes cuando se descomponga. Si un problema político no se ve así, en su proyección hacia el futuro, no sabremos nunca adónde nos conducirá lo que vamos a hacer, lo que estamos haciendo o lo que hacen otros, incluyendo en estos a nuestros amigos y a nuestros enemigos.(…)”.
El momento actual de nuestro país y el mundo no debe enfocarse solamente con el cristal de la coyuntura, en el plano político, sino con clara conciencia de que transitamos una etapa difícil y de gran complejidad.

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