POR ENEGILDO PEÑA
Enegildo Peña: -¿Qué es la literatura, un dolor, un goce o una pose social?
Plinio Chahín: -Las tres cosas transformadas por el escritor en su imaginación, porque el dolor es imprescindible a la hora de escribir. Cuando uno escribe articula de alguna manera su dolor, su tormento y su esquicia, su desprendimiento y también es una aventura que uno se plantea a sí mismo a través del lenguaje, o sea que la literatura es una manera de articularse y desarticularse como ser humano y como sujeto de la escritura, además la literatura es pura imaginación que hace que uno invente cosas que los otros quizás nunca se han dado cuenta de que existen ni que han percibido, es un goce que produce el texto, que produce una lectura, que produce una obra de arte.
E.P.: -A partir de lo que dices, entonces podrías decir que la literatura es exclusiva de algunos seres privilegiados como tú.
P.CH.: -Bueno, ni privilegiada ni exclusiva. En la antigüedad se creía que realmente los poetas, más bien llamados vates, eran los vaticinadores que anunciaban lo que iba a ocurrir y por tanto eran los elegidos, como una especie de hechiceros, de chamanes de la comunidad. Yo no creo que sea ningún elegido sino que uno tiene cierta sensibilidad hacia la vida, hacia los objetos que le rodean, hacia el ser humano, hacia la imaginación y lo que uno hace es agudizar esa imaginación para transformarla en un poema, y que el otro cuando la lea se sienta de alguna manera complacido, sienta placer, sienta goce o se atormente.
E.P.: -¿Cuál es la relación o diferenciación entre literatura y filosofía?
P.CH.: -A mi modo de ver, la poesía es la base o fundamento de toda existencia. De la poesía nace lo sagrado, nace lo poético, nace el conocimiento, nace el relevo del ser, cuando el ser se siente derrotado de alguna manera quien hace poesía hace filosofía y quien nace poeta nace filósofo, porque la filosofía es una manera de preguntarse acerca de las cosas del mundo y de uno mismo y lo que hace el poema es precisamente interrogar al mundo o sea que no hay ninguna diferencia más que la expresión que pueda utilizar cualquier escritor de manera más racional, por ejemplo, en la filosofía, pero ya en el poema uno puede razonar, puede pensar, puede imaginar, puede especular, que es la base también de la filosofía.
E.P.: -¿Cuál es la función de la poesía?, porque estamos viviendo en un universo antipoético.
P.CH.: -De tener función yo no creo que tenga en sí misma más que la satisfacción que produce a un lector cuando lee y a un escritor cuando la escribe. Darle función a la poesía sería darle una dimensión social, política, litóloga, es decir, con una finalidad como la que tiene en el sentido de que trata de redimir a alguien, de salvar a alguien, nada de eso, el poema simplemente es un espacio abierto a la imaginación y a la creación del poeta y del lector.
E.P.: -¿Cuáles son los poetas de Plinio Chahín?
P.CH.: -Los que me atormentan son muchos y los que me ponen a gozar son muchos. El repertorio de lectura que uno tiene, hace que con el tiempo uno vaya transformando sus gustos y se vaya dando cuenta que en la medida que uno va creciendo poéticamente, hay poetas que se ajustan a la imaginación de uno y al gusto de uno, yo te podría enunciar una serie de poetas como Rilke, un poeta hispanoamericano poco conocido como Ernesto Grateri, por ejemplo, no se lee porque no es del circuito, John Ashburi, norteamericano, y muchos poetas dominicanos, por ejemplo Franklin Mieses Burgos, Manuel del Cabral, que han poblado de manera consciente e inconsciente todo mi imaginario poético.
E.P.: -¿Qué textos poéticos ochentistas revelan una búsqueda en la literatura dominicana?
P.CH.: -Hay muchos textos, creo que los ochentas significan un giro dentro de lo que es el aspecto de la sensibilidad que se venía cultivando 30 ó 40 años atrás. En realidad hay un montón de textos que enumerarlos sería pecar por omisión y luego ofender a algunos amigos, pero creo que en los 80s se define una poética que se enriquece de una tradición diferente a la que en los 60s se había venido trabajando y que nosotros de alguna manera retomamos de la poesía sorprendida y de todas las tradiciones. Los textos esenciales son realmente los textos que le gustan a uno.
E.P.: -¿Qué es Plinio Chahín, un poeta, un crítico o ambas cosas, sin limitar una de otra?
P.CH.: -Yo soy un poeta, la academia es un accidente y es una necesidad y un descuido de mi sensibilidad para poder sobrevivir, pero básicamente yo soy poeta, las 24 horas del día vivo imaginando, construyendo imágenes, figuras y trato de crear mundos, fantasmas, quien no crea se queda sordo y termina en la locura.
E.P.: -¿Qué significa ser para un poeta, un académico en una sociedad que margina la academia?
P.CH.: -La academia no creo que te margine, te da un status, aquí lo que no hay es el respeto que se le debiera de dar a los académicos, académicos entre comillas o sea donde termina la academia y empieza el arte y donde termina la gramática y empieza el arte. El académico en sentido ortodoxo yo lo rechazo pero el académico que trata de introducir y crear dentro de sus alumnos, dentro de sus estudiantes inquietudes, desasosiego, es un académico que es interesante y que además crea una nueva crítica dentro de la academia y rompe con la retórica académica.
E.P.: -Parecería ser que no hay en este país, precisamente por lo que dices, un respeto para la visión crítica académica.
P.CH.: -Yo pienso que lo que hay es un desconocimiento y falta de lectura, hay el síndrome de la deslectura que yo he hablado, en los mismos críticos que hacen vida académica. Nuestros críticos presentan una indigencia, o sea una pobreza de lectura al momento de analizar un texto dominicano o extranjero, desconocen lo que se hace en Hispanoamérica, las cosas nuevas que se están haciendo a nivel de la crítica, de la poesía o sea que por eso a veces la academia contribuye pero de una manera muy ortodoxa y limitada.
E.P.: -¿Cómo es la crítica en las letras nacionales: excelente, buena o mala?
P.CH.: -No tiene calificativo porque caeríamos en un juicio moral, la crítica simplemente es en el sentido de que no es complaciente, no es revolucionista, sino que amplía, abre nuevos horizontes de lectura, enriquece el texto. Yo critico la crítica complaciente, yo creo en la crítica que es creativa a la vez, desmitificadora del texto que lees y a la vez creadora de otro texto que se le puede llamar poiesis critica. En la República Dominicana lo que nos hace falta es una actitud crítica de la crítica, una metacrítica, que parecería un juego de palabras pero no lo es.
E.P.: -¿Qué es la literatura y para qué sirve en esta sociedad contemporánea?
P.CH.: -La literatura es la dialéctica del humo como decía Platón, los poetas lo que venden es humo, algunos hablan de que la poesía, la literatura lo que hace es que no sucede nada y que es un milagro que produce el asombro del vacío, bueno hay muchísimas definiciones, pero yo creo que la literatura es una actividad crítica ante todo del ser humano, de las nociones evidentes que se tienen como dadas las nociones del sujeto, del mundo, del hombre. Es una crítica a ese tipo de noción que se hace a través del lenguaje y a través de un tratamiento artístico.
E.P.: -¿Qué quiere ser Plinio Chahín: poeta, filósofo o académico?
P.CH.: -Poeta, Plinio el Pleno, poeta.
E.P.: -Para terminar, hay una pregunta que me gustaría saber y aunque suena un poco farandulera, pero pienso que sería interesante saber qué piensa una persona como tú en este caso: ¿Si tú fueras Presidente, qué harías por la literatura?
P.CH.: -Eliminaría el cargo de la Presidencia y determinaría que los poetas dominen el país a través de la imaginación y el asombro para que en el país no haya hambre nunca, porque la gente vivirá en el asombro.