¡Oh, PNUD que fuéramos sin tus servicios! De nuevo, nuestro Ministerio de Medio Ambiente, órgano público del Estado dominicano, le pide opinar sobre los impactos que tendría una explotación minera en Loma Miranda, como si nuestros campesinos de Bonao no supieran qué ha ocurrido con sus cosechas, sus techos de zinc y sus vacas, ¡las únicas del mundo en tener pintalabios, puestos las mañanas! Sí, pintalabios, respetados técnicos. Otra vez, el Ministerio pone en evidencia sus límites, incapaz de evaluar y ponderar los estudios que la empresa Falconbridge y la Academia de Ciencias someten a su consideración.
Otra vez se recurre al PNUD para tomar una decisión que hipoteca el futuro socio- ambiental de R.D. Esa recurrente situación, (la primera fue la Cementera), nos plantea retos institucionales importantes. Sin embargo, es bueno recordar a los profesionales del PNUD que el país es signatario de todos los Convenios Internacionales sobre Medio Ambiente y, en particular, de la Agenda de Río 92. Es fuerte de esa tradición y de nuestra propia convicción, que encabezamos E.I.A. de Placer Dome en Pueblo Viejo (2005) con unas premisas y metodología inspiradas en los últimos impulsos internacionales encaminados a resaltar el carácter participativo de la EIA (capítulo 23.2 de la Agenda 21, Río-92).
Por eso se realizó el estudio-base, previo al E.I.A., enteramente con la permanente participación de las comunidades del entorno en todas las fases del proceso investigativo y devolviendo a esas comunidades las evaluaciones realizadas, para que así puedan opinar sobre las decisiones a tomar, imbuido por la convicción de la necesidad de que las personas, los grupos y las organizaciones participen en los procedimientos de evaluación del impacto ambiental, conozcan el mecanismo de adopción de decisiones y participen en él, sobre todo cuando exista la posibilidad de que esas decisiones afecten a las comunidades donde viven y trabajan.
Según lecturas, tan sólo en cinco países latinoamericanos se establece como requisito para el EIA, la consideración de procesos o instancias de participación ciudadana. Creo que somos uno de ellos, y si no fuera así, sepan que hay aquí una cultura de la participación en eso y que el equipo técnico del PNUD no puede entrar en contradicción con sus propias recomendaciones y no implementar la metodología participativa que recomiendan los propios organismos que los contratan.